Semana Santa

El prólogo de la Semana Santa deja un 'maratón' de traslados de 16 horas

  • Desde las 7:00 y hasta casi las 23:00, nueve cofradías entronizaron a sus titulares

Jornada intensa, dura y variopinta. El Sábado de Pasión ha crecido en procesiones de traslados y ha estirado la jornada hasta alcanzar unas 16 horas. El arranque comenzó con la misa de alba del Cautivo a las 7:00 y se cerró ya entrada las 23:00. Fue un maratón de traslados donde solo hubo tiempo para descansar en la sobremesa.

El prólogo de la Semana Santa contó el año pasado con una baja, la del Prendimiento, que cambió su día de traslado. Pero este año dos han sido las corporaciones que se han sumado. Por un lado, el Cautivo, y por otro, la Soledad de Mena, que fue, junto con las imágenes del Santo Sepulcro, los traslados de corte más serio que se pudieron ver ayer. Aunque éste último tuvo algunos problemas con las sillas y las mesas de calle Santa María.

La Congregación de Mena puso en marcha su larga lista de actos que la vinculan con La Legión y con La Marina. El Cristo de la Buena Muerte fue bajado para depositar en sus pies los guiones de los Tercios. Posteriormente, el general Carlos Gabari fue el encargado de colocarle la corona de espinas en la sien. Más tarde, los caballeros legionarios iniciaron la primera guardia a su Patrón y Protector. Finalizada la misa, la Virgen de la Soledad fue trasladada a la casa hermandad en unas andas portadas por hermanas congregantes. Penitentes con cirios y antorchas abrieron el camino, corto, ya que la imagen solo pisó la plaza de fray Alonso de Santo Tomás. Una capilla musical precedía a la Dolorosa, que entró en el salón de tronos con La Madrugá, de Abel Moreno.

La primera hermandad en trasladar a sus titulares fue el Dulce Nombre que lo hizo una vez finalizada la misa de las 9:00. A esa hora el Señor de Málaga y la Trinidad ponían rumbo al Hospital Civil.

Ya por la tarde, la Virgen de la Caridad fue la primera en dirigirse hacia su casa hermandad, no sin antes pasearse por el barrio de la Victoria. La imagen, vestida de reina, con ráfaga y con un manto de terciopelo negro con las vistas bordadas, fue acompañada por la banda de Las Flores que interpretó Mater Mea, de Ricardo Dorado y Virgen de la Caridad, de Francisco Martínez, en la salida. Una vez llegó a la calle Julio Mathias, se descubrió un mosaico, obra de Daniel García Romero. La Zamarrilla puso en la calle a sus tres titulares: Suplicio, Milagros y Amargura. La cofradía entendió el traslado como la mejor forma para conmemorar los 25 años de la hechura del Suplicio, por lo que hizo un híbrido entre traslado y extraordinaria. Pero la realidad sigue siendo la misma. La última obra de Palma Burgos regresó a su capilla.

Por su parte, el Señor de la Sentencia lució la túnica bordada por las madres filipenses, más caída, lo que dejaba al descubierto sus hombros. La Virgen del Rosario estrenó un fajín de hebrea en seda natural. Los titulares de Nueva Esperanza y Misericordia estuvieron muy arropados, siendo el Chiquito el que más público congregó en esta larga jornada.

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