Entre bambalinas

Un sentimiento que nos une

  • Las cofradías empiezan a anunciar los acompañamientos musicales que irán tras los tronos en la procesión magna ‘Camino de la Gloria’

Miembros de la Agrupación Musical Virgen de la Oliva de Vejer de la Frontera.

Miembros de la Agrupación Musical Virgen de la Oliva de Vejer de la Frontera. / Jesús Mérida (Málaga)

Los tambores retumban en los edificios que se alinean a ambos lados de la calzada. Los vecinos se asoman a los balcones expectantes. La palillera marca el suave y dulce compás para el andar cadencioso de los tronos malagueños. El palio se mece muy poco, las bambalinas laterales casi ni asoman por las barras y los portadores cierran sus ojos. Suena esa marcha de apenas cuatro minutos que te recuerda un momento en particular, que te conecta directamente con ese Señor de manos atadas, con ese Crucificado implorante o con la Madre que enjuga sus lágrimas con el pañuelo de la devoción.

Esas personas que desfilan uniformadas detrás de su banderín son auténticos Creadores de sueños, elevan el sentimiento al máximo exponente. Sus labios pueden interpretar las melodías más flamencas para recrearse a su compás. Sus partituras entonan Un sentimiento que nos une mientras están perfectamente formados durante toda la procesión sin ver ese rostro divino hacia el que tantas miradas se aferran.

Porque en Málaga sonará el Padre Nuestro más sevillano el próximo 25 de septiembre, y lo vamos a disfrutar con esos acordes celestiales tras el Señor de la Sentencia, y lo más importante, lo van a gozar esos hermanos que así lo desean y anhelan. Qué orgullosos debemos sentirnos de que las bandas existentes más allá de nuestras fronteras sientan como un privilegio tocar La música del pueblo por la Tribuna de los Pobres, por calle Larios, y tras unos inmensos tronos.

La Esperanza de María tiene un color, y es el verde romero. Vida no hay más que una, y las circunstancias extraordinarias hay que aprovecharlas como lo que son. La música es universal, y no hay nada más hermoso. Las hermandades son soberanas en sus decisiones y Málaga será el centro de la devoción popular de toda Andalucía en unos meses. Porque Málaga y sus cofradías bien lo merecen.

Por la plaza de la Merced asomará Jesús sentenciado mientras la marcha Reina de Reyes romperá en una explosión de notas que harán que la túnica del Señor valiente, que habita en Santiago, se mueva de forma sutil sobre su peana. Las lágrimas aflorarán, nos apretaremos muy fuerte las manos y sentiremos que todo vuelve a su ser de forma excepcional. Por supuesto que hay que defender a las bandas locales, por supuesto que lo harán las cofradías en tan señalado día. Pero dejemos que vuele la ilusión y los sueños que parecían utópicos se hagan realidad por una tarde, por una noche, por un instante.

La música de nuestras bandas es Salud para los Enfermos. Es una medicina a la que acudimos para calmar tantos pensamientos. Esas marchas a veces son una conexión directa con esa capilla, con esa reja o con ese varal al que te aferras con fuerza porque ahí reside tu ilusión, tu refugio y lo más importante de todo, tu fe.

Los músicos se sacrifican durante todo el año con sus ensayos, hasta en las condiciones más adversas. Son familias que aman y sienten todo esto de una forma particular y no debemos dejar vacía una plaza de toros cuando todas las formaciones musicales de la capital organicen un certamen de tal magnitud y calidad artística. Acordémonos siempre de las bandas, porque su esfuerzo sí que es extraordinario, y dejemos que las hermandades cumplan sus sueños. Todos caminamos unidos por un mismo sentimiento, y ojalá siempre sea al compás de nuestros músicos.

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