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Ahora sudor, balón y pizarra

  • La rapidez en configurar la plantilla, y la versatilidad de la misma, dan un amplio margen a Emery para ensayar las variantes tácticas antes de pedir esa guinda final.

El foco que apuntaba a los despachos lo hace hoy a los terrenos de juego. La renovación de Monchi como director general deportivo del Sevilla hasta 2020 da dado el giro definitivo para que así sea. Para que en el seno del club de Nervión las noticias manen de la hierba y todos los esfuerzos se centren ya, definitivamente, en afinar la puesta a punto de la plantilla que la secretaría técnica ha puesto en las manos de Unai Emery. Mariano cubrió la única vacante que quedaba en el lateral diestro y el brasileño ya trabaja con el grupo. Las miras se disparan hacia el martes 11 de agosto, en Tiflis, final de la Supercopa de Europa ante el Barcelona.

Sólo falta la guinda, que seguro que llegará, como cada verano, cuando agosto consuma sus últimos días. Pero la celeridad en las salidas y entradas hace que Emery ya se pueda centrar al cien por cien en el trabajo físico, técnico y táctico: tiene a dos jugadores por demarcación, más los chavales del filial, como Juan Muñoz o Matos, cuyo trabajo tanto está agradando al vasco.

El trabajo físico carbura y mucho, sobre todo en las sesiones matinales, sin balón, como la de ayer. Lo reconoció el propio Reyes a los medios del club el pasado miércoles: "Ya conocemos al míster, sabemos la intensidad que le gusta, lo que quiere en los entrenamientos y en los partidos y esa mentalidad es la que tenemos que tener los jugadores. Este ritmo le viene bien a los nuevos para que lo conozcan desde el principio. El día 11, si seguimos así, llegaremos bien a la Supercopa". Entre los nuevos Rami, Escudero y Kakuta, que han empezado a menor ritmo por sus leves problemas físicos, trabajan para ponerse cuanto antes a la altura del resto. También Immobile, que ha llegado en un tono físico un punto por debajo.

En el plano técnico, ya esbozan en los entrenamientos sus capacidades N'Zonzi, Krohn-Dehli y hasta Konoplyanka.

¿Y la faceta táctica? Ahí es donde el ímpetu y las ganas de Unai Emery entran de verdad en juego. De momento, aprovechará los dos partidos seguidos de este fin de semana, mañana ante el Werder Bremen y pasado ante el Stade Reims, para poner en liza a todos sus jugadores disponibles e ir viendo las posibilidades tácticas para la primera gran cita de la temporada, en Tiflis.

El abanico táctico se le abre al entrenador de Hondarribia con la versatilidad de muchas de las piezas que Monchi le ha conseguido en el mercado. N'Zonzi y Krohn-Dehli son medios que pueden actuar como pivotes, abrirse a zonas más abiertas para ampliar su radio de acción e incluso pisar terrenos cercanos al área; Konoplyanka parte de su posición de extremo a pierna cambiada, pero también puede actuar como mediapunta por dentro o incluso como segundo delantero; Kakuta, un tanto de lo mismo desde el perfil diestro...

El esquema básico, el que ha fraguado al equipo campeón, reposa sobre un 4-2-3-1 con dos laterales de marcada vocación ofensiva, dos pivotes defensivos -uno, generalmente Krychowiak, más anclado y el otro más dinámico-, tres mediapuntas con capacidad para jugar por dentro e intercambiar sus posiciones y un punta dinámico, con capacidad asociativa para arrastrar y abrir espacios a los que vienen de atrás.

Un mediodía barcelonés, en noviembre de 2013, Emery se convenció de que ese 4-2-3-1 poseía la llave del éxito. En Cornellà, el Sevilla cortó una sequía de más de un año sin ganar a domicilio (1-3). Pero la versatilidad de la plantilla invita a ensayar, a probar variantes. Y en función de ellas, decidir hacia dónde irá a parar el último naipe de Monchi: la guinda.

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