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Cornellà, límite de la paciencia

  • El club ya sopesa la posibilidad de una destitución de Emery en caso de una derrota con pobre imagen ante el Espanyol. El parón previo al derbi es clave.

En apenas una semana, Unai Emery ha dilapidado casi todo el crédito que seguía manteniendo entre la cúpula del Sevilla. Tres meses después de que comenzase la temporada de la revolución, toda la ilusión que tenían los rectores sevillistas con el nuevo proyecto se ha quedado en un estado de inquietud e incertidumbre que señala hacia un nombre propio, el del entrenador de Fuenterrabía. A pesar de que José María del Nido liberó de presión al cuerpo técnico y a la nueva plantilla con su anuncio de una nueva etapa, la paupérrima imagen del equipo en el Bernabéu y en el Sánchez-Pizjuán ante el Celta ha puesto en escena una nueva situación. Y el próximo partido liguero del equipo, en Cornellà ante el Espanyol, puede ser determinante.

Algo impensable hace un mes, la destitución del técnico, es ahora una opción que empieza a manejar el comité ejecutivo del club. La reunión tras el partido del Celta de José María del Nido con los pesos pesados en la cúpula dirigente, Monchi y Manuel Vizcaíno, fue algo más que una charla sobre los problemas del equipo. A Emery se le pidió su opinión sobre qué había ocurrido esa noche frente al Celta y sobre cómo estaba gestionando una plantilla que ya tiene sanos a 22 de los 25 profesionales de que consta, incluyendo a Alberto Moreno, con ficha del filial... 26 si se cuenta a Julián como tercer portero. Además, con tres meses de competición, la excusa del acoplamiento de los 13 refuerzos ya no tiene sentido. Y la respuesta del técnico no debió ser muy convincente, porque Del Nido está dispuesto a ordenar que se busque un sustituto si en Cornellà el Sevilla vuelve a dar síntomas de que ha perdido el rumbo.

No quiere decir esto que si el equipo pierde de forma ajustada y compitiendo de verdad vaya a ser destituido el técnico vasco, porque, después de un año largo sin ganar fuera, sería excesivo darle un ultimátum a Emery en estas circunstancias. Pero si el Sevilla vuelve a perder mostrándose frágil, desequilibrado e incapaz de competir y de sacar el fútbol que muchos de sus jugadores atesoran la destitución puede estar cantada. Entre otras cosas, y esto es fundamental, porque tras la cita matinal del domingo llega el tercer parón liguero del curso, que ofrecería un receso idóneo para maniobrar en busca de un relevo que pueda tener tiempo para preparar la siguiente cita, nada menos que el derbi en el Sánchez-Pizjuán.

En el club no se es ajeno a una realidad que comparte una mayoría de aficionados, que a esta plantilla de la que salieron futbolistas importantísimos pero a la que llegaron refuerzos de nivel internacional (Marin, Gameiro, Bacca, M'Bia, Pareja, Carriço...) y otros jóvenes con mucha proyección (Jairo, Vitolo, el propio Figueiras...) no se le está sacando todo el jugo. Monchi vio colmadas viejas aspiraciones de su listado de preferencias, como los susodichos M'Bia, Carriço, Gameiro y Marin, aunque éste sólo fuera por un año. Y a ello se unieron valores al alza que, a pesar de llegar de Segunda División, están despuntando en la élite, como Vitolo y Jairo. Y esa ilusión fue contagiosa desde arriba hasta abajo, pues la afición reconoció en la gestión del otrora criticado Monchi un cúmulo de aciertos. Actualmente esa ilusión, de la que también era partícipe Del Nido, se ha convertido en decepción máxima y todo apunta a Emery.

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