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Ganar, con o sin cantera

  • El Sevilla busca la forma de cantar victoria sin Kanoute ni Jesús Navas en una cita con el aliciente añadido de ver a Luis Alberto. El Getafe acumula nueve partidos sin vencer.

¿Qué prefiere el sevillista, que debute el esperado Luis Alberto o que su equipo gane por fin un partido sin Kanoute? Apuesten por lo segundo, porque el aficionado, al fin y al cabo, lo que quiere es ganar. Es la prosaica ley del fútbol. Lo otro, la lírica de ver cómo un prometedor canterano eclosiona como un nuevo fruto del feraz criadero de la carretera de Utrera es un añadido de tintes excesivamente románticos para los materialistas tiempos en que nos movemos. El Sevilla necesita ganar, debe ganar, con cantera o sin ella. Si es con Luis Alberto en el once y manejando los muñecos como aquel Francisco que debutó en Zaragoza con 19 años el día que Pintinho marcó cuatro goles, miel sobre hojuelas, como diría José María del Nido. Pero el primero que quiere, porque sabe de verdad cuáles son las necesidades crematísticas de la entidad que dirige, que el equipo gane es el presidente. Y no sólo por seguir alimentando ese escuálido señuelo de la Champions, sino porque por detrás arrean los rojiblancos de Bilbao y Madrid y peligra incluso ese quinto puesto que, tal y como está la temporada, Gregorio Manzano quiere conservarlo como oro en paño.

No debería ser así, pero así es. En otros tiempos, clasificarse para Europa significaba una ilusión añadida para el aficionado que iba al fútbol a ver fútbol, y quería ver a los que mejor tratasen el balón. Luis Alberto, un zagalón de 18 años casi imberbe, nació con ese don especial de la clase para jugar al fútbol y con su sola presencia bastaría en otros tiempos para buscar un hueco en la apretada víspera del Domingo de Ramos y ver un partido. Pero, como ya quedó dicho, esto tiene mucho de lírico y el que mejor lo sabe es Manzano, el que más se juega en la tarde de hoy en Getafe. El entrenador jiennense sabe que su puesto en el banquillo del Sevilla en el futuro a medio plazo depende de que clasifique al equipo para la Champions. Es su sueño y a él se agarra con todo su empeño. Por ello, no está para la lírica y sí para la más cruda prosa, que dicta que tendrá que disponer al mejor equipo, según su opinión, para sacar los tres puntos de ese avispero en que se ha convertido el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz. ¿Creerá Manzano que Luis Alberto debe jugar para hacer mejor a su Sevilla? Sus antecedentes no invitan a decantarse por esta opción, pues sabido es que el de Bailén prefiere darles su sitio a los profesionales que trabajan día a día con él en el primer equipo. Es una mera cuestión de roles y de reparto de responsabilidades.

Aun así, no es descartable que salga durante el partido, ni que dé la gran sorpresa y lo ponga de titular, aunque parece más probable que sea Rodri, con mucha más experiencia a sus espaldas, el que juegue tal y como lo hizo en Mallorca, más como enganche que como delantero por mucho que en la segunda mitad le cambiara su posición a Negredo en un error táctico que acabó mermando la capacidad ofensiva del Sevilla. Y también es más probable que le dé el sitio de Jesús Navas a Alfaro, aunque éste es mediapunta o interior. El papel de Cáceres subiendo la banda puede ofrecer una variante táctica interesante y aprovechable, si Alfaro logra conectar por dentro con Rakitic y Negredo. Llegada al área desde esa posición sí que tiene, y gol, al igual que Rodri.

Lo cierto es que el encuentro de hoy tiene mucha tela de cortar. De entrada, el Sevilla acude a un escenario nada hospitalario. Una sola vez ganó allí en Primera División e incluso con la mejor versión de Kanoute y Luis Fabiano juntos salió goleado de allí el año pasado en un vibrante 4-3. El único precedente positivo fue el 0-2 de hace dos cursos, por mediación de Luis Fabiano y De Mul.

El Getafe de hoy no es el que tanta guerra le dio al Sevilla en otros tiempos. Míchel incluso anda agarrándose a extrañas estadísticas, como que logró ganar en Nervión después de una mala racha de cuatro partidos sin ganar. Pero es que ahora lleva nada menos que nueve, desde el pasado 5 de febrero, cuando goleó al Deportivo. A algo debe agarrarse el madrileño, que incluso esgrime que Manzano también es cuestionado en Nervión. No tanto, dirá éste, sobre todo si gana hoy, con más o menos cantera, para seguir aferrándose a su particular sueño, el de quedarse en Sevilla con la visa de la Champions. Un sueño que pasaría inmediatamente de lo particular a lo colectivo.

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