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Guasa en la cuna del turrón

  • El Sevilla, que no deja atrás las dudas, ve otra vez su proyecto ante un tribunal que tampoco olvida a su discutido entrenador, Antonio Álvarez Bajas Kanoute no viajó a Alicante y se une a las ausencias de Cáceres, Jesús Navas y Renato.

Esto es así, señores, no se vayan a creer ustedes que no es normal. El fútbol trae estos zarandeos que acaban poniendo las cosas en su sitio cuando alguno pensaba que el color rosa podía ir ganándole poco a poco terreno al gris. Pasa también al revés y es mucho más amable de asimilar, como le ocurrió al sevillista que comprobaba en Málaga cómo su equipo seguía teniendo pulso después de haberlo dado casi por enterrado la noche en que unos franceses de París le dieron un meneo curioso en el estreno de la Europa League. 

El Sevilla que el pasado miércoles lo tuvo todo a favor para ponerse líder y firmar el mejor arranque liguero desde la temporada 70-71, más o menos la época en que se fundó y nació el París Saint-Germain (por eso tiene un cochecito de niño chico en el escudo), vuelve a tener la cosa muy, muy fea. Pero porque la situación vuelva a tener mala pinta no hay por qué perder los nervios así de pronto.

Es verdad que estamos en la tierra del turrón, con la carga simbólica que este tradicional dulce navideño tiene con el gremio de los entrenadores. Pero no puede preguntársele a Antonio Álvarez, como se le preguntó tras el partido ante el Racing y ayer incluso otra vez, si tenía pensado dimitir, ni tampoco hay que andar como con el ganado, con estopa en las orejas y cabezada con tapaojos de guarnicionería. Ni una cosa ni otra. Hay que seguir viendo la evolución y rellenar con notas el cuaderno de apuntes para, en el momento justo, si hace falta, actuar. Antes no.

Es verdad que las sensaciones son malas tirando a peor, pero también que el Sevilla a las diez y media de la noche pasadas aproximadamente del jueves era el líder de Primera aunque fuera anecdóticamente y, como después se vio, fugazmente. Aunque con Jiménez reconocieron en el propio club que la decisión se precipitó por un gol del Xerez en el minuto 90.

Pero el empate en este caso es lo de menos. Como ha quedado dicho, son las malas vibraciones las que, en palabras del mismísimo Monchi, preocupan fuera y dentro de la entidad, ya que la clasificación es buena y el Sevilla es uno de los tres únicos equipos que están invictos de la Liga. Pero la falta de ideas en ataque es absoluta y ni el esquema táctico está definido por completo, generando no pocos problemas en el sistema defensivo. El relevo generacional se está demostrando como un gran dilema para este club que no logra desanclarse del pasado.

Con la afición pidiendo a su presidente a gritos un entrenador con un curriculum que mande a mejor vida una catalogación profesional a la que sencillamente le ha cogido asco, lo de "hombre de la casa"; con estrellas como Luis Fabiano ganando a los puntos el pulso que le había echado el entrenador; con fichajes de los que se duda con razón salvo en los casos de Cáceres y algo de Dabo; con el gol de Rodri en la basura, sin Champions y con una derrota en el torneo de sustitución, el patio lo tiene revuelto el Sevilla y tiene esta semana para aclarar el panorama, pues se avecina otro parón y tantos días sin fútbol dan para muchas tertulias.

Para pensar en positivo, que también hay que hacerlo, está que el equipo de Álvarez ha demostrado sentirse más cómodo fuera de casa y toca ejercer de visitante, además, con un recién ascendido. Pero un recién ascendido, el Hércules, que llegó a lograr lo que el Sevilla ni siquiera se atrevió a intentar con un título en juego, es decir, salir con una gran sonrisa del Camp Nou.

El clasiquísimo Rico Pérez -y lo ha demostrado el Valencia- es un estadio propicio para volver a apaciguar las aguas. Y más le vale a Antonio Álvarez que así sea porque lo que dobla por la esquina es para echarse a temblar. El Borussia Dortmund lo último que ha hecho en el estadio que el Sevilla visita el jueves es golear al Kaiserslautern por 5-0. Y lo que sigue es el Atlético en Nervión. Las peritas en dulce del calendario se han acabado con lo de hoy y si al entrenador del Sevilla no le gustan las preguntas como la que calificó de "fuera de lugar" tras lo del Racing, la mejor forma de evitarlas ya se sabe cuál es. Y si al entrenador del Sevilla le gusta el turrón, en Alicante, y a dos pasos de Jijona, puede hartarse.

Tiene una difícil papeleta también el preparador hispalense con lo de la alineación, porque lo que se juega el jueves es mucho y hay futbolistas que apenas han tenido descanso. Luis Fabiano está. En esta ocasión no ha habido decisiones para, como ha pasado recientemente, "llevarse las manos a la cabeza". También es verdad que Kanoute vuelve a decir que no puede y se une a las bajas ya asumidas desde hace unos días de Martín Cáceres -importante que vuelva este jugador-, Renato y Jesús Navas -qué decir del palaciego-.

La cita tiene su miga. Mucha carga simbólica y la sensación de que el proyecto, y su entrenador, comparecen ante un tribunal. No decisivo, pero sí con mucho poder consultivo.

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