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15 años de la catarsis del sevillismo

  • Tal día como hoy, el Sevilla era descendido a 2ªB por no presentar los avales en la Liga

Fue una pesadilla que quedó marcada en el subconsciente de los sevillistas con un fuego quizá tan fuerte como el de los títulos logrados recientemente. El 1 de agosto de 1995, la Liga de Fútbol Profesional descendía al Sevilla y al Celta a Segunda B al no haber presentado los avales necesarios para poder competir en Primera División, dando comienzo de esta forma a una de las épocas más oscuras y siniestras de la entidad de Nervión.

La noticia saltó de imprevisto y corrió como la pólvora. Nadie se lo explicaba, pero, a falta de internet, los sevillistas no se despegaban de los transistores, buscando una explicación al por qué se había pasado de frotarse las manos con la clasificación para la UEFA a estar descendidos.

La tensión, el nerviosismo o la impotencia fueron algunos de los factores que hicieron que los sevillistas se concentraran delante del mosaico de Preferencia y se iniciara una improvisada manifestación por las calles de una ciudad que se derretía bajo un sol de plomo. Más de 35.000 sevillistas, ataviados con bufandas y banderas, sacaron su talante combativo, el que resultó clave con el tiempo.

Desde ese día 1 hasta que 16 días después la asamblea de la LFP aprobaba la propuesta de ampliación de 22 clubes para jugar en Primera División, confirmando la permanencia del Sevilla y del Celta, el sevillismo continuó movilizado.

"Fueron 15 días tremendamente complicados, era la primera vez que algo así sucedía. Afortunadamente, todo se arregló. El apoyo de la gente y su calor fue fundamental para estar en el lugar que deportivamente el Sevilla merecía", afirma Tevenet, hoy ayudante de Álvarez y que por aquel entonces ya se hacía con un hueco en el primer equipo procedente del Sevilla Atlético.

Manuel Jiménez y Diego Rodríguez eran también miembros de aquel plantel, y además han tenido la suerte de pertenecer al Sevilla en su mejor época. Jiménez, técnico del primer equipo hasta el pasado marzo, recuerda con orgullo cómo reaccionó aquella plantilla, de la que él era capitán: "Fue muy duro, pero eso sirvió para unir al Sevilla y al sevillismo como nunca, porque el club se cribó y pese a que después se viviera una época oscura, creo que la base de los éxitos conseguidos recientemente hay que buscarla en aquellos días". El 7 de agosto, el de Arahal fue quien se dirigió a la afición, tras otra gran manifestación, desde un balcón de la Plaza de España. A su lado estaban Monchi y Rafa Paz, "que eran algunos de los que habían dado el paso de decir que si el equipo bajaba jugaríamos en Segunda B si era necesario, y aunque fuimos pocos los que dimos el paso, éramos sevillistas".

La 95/96 fue la última campaña de Diego Rodríguez en el Sevilla, hasta que se hiciera cargo del filial a mediados de 2009. El tinerfeño recuerda que para el plantel sevillista fue un palo muy duro: "Fue una noticia muy complicada, pero que se resolvió con coherencia, gracias en parte a cómo la gente se echó a la calle, porque lo que se gana el campo difícilmente te lo pueden ganar en los despachos".

La RAE define el término catarsis como "la purificación, liberación o transformación interior suscitada por una experiencia vital profunda". Quince años después, ¿alguien duda de que ese agosto fue la plataforma de lanzamiento del actual Sevilla?

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