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75 años después, el séptimo sorbo

  • Coincidiendo con las bodas de platino de su primer título, la Copa de 1935, el Sevilla reedita el honor de seguir haciendo historia tras seis finales, de las que ganó cuatro

Finales en formato 16:9, en 42 pulgadas y con calidad próxima a HD (High Definition, la que está por llegar pese a que ya se vende), frente a finales en blanco y negro, sepia y con el No&do en lugar de millonarios anuncios de multinacionales que acuden a la miel sabrosísima del fútbol. El sevillismo se prepara para vivir la séptima final de Copa de España en sus 104 años de historia -a cinco meses de los 105 ya cuando ésta se dispute- con distinto talante a cómo lo hizo hace tres años en la única que han conocido todas las generaciones vivas de una afición que exige que su equipo vuelva a ser aquel que fue antes de los años cincuenta.

El Sevilla ha disputado seis finales, de las que ha ganado cuatro y perdido dos. Y si bien durante muchísimo tiempo todo lo que resplandecía en las filmotecas lo hacía en la limitada paleta cromática que puede aportar el negro y el blanco y su variada escala de grises, aquel equipo que se estructuró sobre una base sólida ya en el siglo XXI, que terminó de pulir Juande Ramos e hizo explotar el malogrado Puerta en un jueves de Feria, devolvió al sevillismo una magia olvidada, desconocida en la mayoría de los casos y que ahora, de la mano de Manuel Jiménez, vuelve a posarse sobre los hombros de cada ilusionado seguidor nervionense.

Y ha querido el destino que el equipo blanco dispute su séptima final en el 75 aniversario de su primer título y, por tanto, su primera final. El 30 de junio de 1935 el Sevilla, entonces dirigido por Pepe Brand, aquel menudo y habilidoso punta que lideró junto a Kinké y Spencer la famosa línea del miedo, se presentó en la final de la Copa de España después de eliminar a los dos equipos de Madrid, el Real y el Atlético -entonces Athlético, lo que no le hizo ser muy bien recibido en Chamartín aquella calurosa tarde en que el Sabadell no fue jamás enemigo para el Sevilla. Los rivales más fuertes de los 16 que tomaron parte de la competición habían pasado por delante del Sevilla en octavos y en cuartos. El Madrid de Zamora, Ciriaco y Quincoces había sido la primera víctima del campeón y en la final el 3-0 se quedaría corto para los méritos contraídos por los de Brand, que con el 0-0 fallaron un penalti. El portero fue el mejor del Sabadell, pero poco pudo hacer. Campanal (2) y Bracero hicieron campeón al Sevilla.

También fue un paseo la segunda final. En 1939, recién concluida la guerra civil y aún reorganizándose los equipos, el Sevilla acudió a la cita con un equipo muy poderoso, preparando lo que sería aquel grande que en los años 40-50 era temido hasta por Real Madrid y Barcelona. Por ello la final, la única fuera de Madrid de las disputadas por el Sevilla, estaba finiquitada ya a la media hora, con un 3-0 en minuto 27 y un 5-0 al descanso sobre el Ferrol. 6-2 fue el resultado final.

Tuvieron que pasar nueve años para que de nuevo el Sevilla volviera a estar en una cita como ésta, consiguiendo entonces el último de los tres títulos antes del alzado por Javi Navarro en 2007 aún en las retinas de todos los sevillistas sea cual sea su edad. Ya estamos en tiempos de Juan Arza y la víctima, otra vez con un marcador abultado, fue el Celta después de haber dejado en la cuneta a un clásico copero, el Athletic, y a otros dos rivales con resultados escandalosos en Nervión de 7-0 al Castellón y 7-1 a la Real Sociedad en semifinales. Otra vez en Chamartín y con el público madrileño en contra de los blancos, a los que consideraban un rival real, el Celta se adelantó por medio del mítico Miguel Muñoz después de dar un aviso con un balón al poste. Mariano marcaría el empate y el Sevilla se aprovecharía luego de la lesión del portero rival para hacer el 2-1 y, ya en la segunda mitad, sentenciar con tantos de Mariano, que hizo un triplete aquella tarde, y Juanito Arza.

El tiempo pasaría y el Sevilla disputaría dos finales más, en 1955 y 1962, antes de la que conquistó hace tres años. No hubo triunfo en aquellas citas, pero la explosión por todo lo que significó llegaría en 2007 con la última final disputada por los blancos, que ya habían hecho historia en Europa con sonados triunfos en UEFA y Supercopa. Pero esas finales se habían jugado en el extranjero y la cita de Madrid daba la posibilidad a todo el sevillismo de vivir un hecho histórico. Enfrente estaba el Getafe y el equipo de Juande Ramos salió victorioso merced a un gol de Kanoute en la primera mitad después de que Güiza desaprovechara una ocasión antes para los madrileños, que en la segunda parte apretaron de lo lindo y el choque tomó tintes de cierta brusquedad. El Sevilla se quedó con diez, pero resistió y al final, alzó la Copa.

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