Como el de portero es un puesto especial porque sólo puede jugar uno y no es nada habitual que haya cambios así como así por aquello de la confianza que necesita, la situación que está a punto de crearse en el Sevilla, cuando menos, llama la atención. Javi Varas sufrió la noche anterior al partido en Anoeta un inoportuno cuadro de fiebre y vómitos que le dio la titularidad a Palop después de un año relegado a la suplencia. Ahora, Míchel, en su segundo encuentro al frente del vestuario sevillista, se ve en la delicada tesitura de elegir entre los dos, aunque dicen que lo tiene bastante claro.

Mientras Javi Varas volvía ayer a los entrenamientos aunque debilitado y apartado del grupo junto a Reyes y Perotti, el que fuera ídolo del sevillismo en los años de los títulos acudía a la llamada de El Larguero después también de mucho tiempo sin querer hablar con la prensa. "He respetado mi suplencia", decía el valenciano, que da la sensación de ver las cosas de otra manera. "No es que me sentara muy mal ser suplente. He intentado ayudar desde mi posición al compañero y al equipo para que lo hicieran bien, pero en el fútbol existen muchos cambios", puntualizó negando que se ajusten a la realidad ciertos comentarios que han puesto en duda su compañerismo, poniendo el ejemplo de lo ocurrido con Kanoute y Marcelino.