Mallorca | sevilla · Frente a Frente1

De energías agotables

  • Martí se enfrentó a su ex equipo mostrando su orden habitual, aunque cediendo fuerzas en un tramo final para olvidar · Duscher, sin excesos, cumplió su papel

La faceta de medio centro defensivo no es nueva en el mundo del fútbol. Requiere trabajo, sacrificio y la certidumbre de no complicarse la vida. Ayer, sobre el césped del Ono Estadi, Mallorca y Sevilla apostaron por dos perfiles idóneos para afrontar dicho reto y frenar los desajustes en el centro del campo. Martí y Duscher se cruzaron en contadas ocasiones, las que bastaban para que uno y otro retomaran sus posiciones. El ex sevillista inició el duelo ante su ex equipo con alegría y lo finalizó con el sentimiento contrario y solo en el centro del campo.

Duscher eligió su papel desde el arranque. A excepción de algún contratiempo inicial, mantuvo su estricto orden habitual, tocando al compañero más cercano y relevando las subidas de los centrales. Enfrente, Martí cubría menos zona y aparecía más en los apoyos a ambas bandas, aunque con escasa aportación ofensiva, dejando mayor protagonismo al goleador Mario. El mallorquín fue partícipe directo en la primera polémica de la noche. Aguantó el balón ante Negredo y provocó una roja controvertida. Las tablas ya mandaban en el marcador, pero las funciones de los destructores parecieron tomar destinos opuestos. Martí ganó presencia en el medio cuando Renato fue sustituido al olvidarse de la presencia de éste en la mediapunta. A su vez, Duscher se veía obligado a abarcar más campo cuando Zokora se multiplicaba y perdía en muchas ocasiones su posición.

La expulsión de Ramis dejó un segundo tiempo con fuerzas igualadas y la obligación de ambos medios centro a tomar protagonismo en el juego de ataque. Duscher asumió el reto, ganando enteros y favoreciendo la toma de posesión de su equipo, mientras que Martí se perdía en el intento de tapar la banda derecha y no dejar espacios en medio. Pero sus 34 años pesan y el ritmo del encuentro fue mermando su capacidad de sacrificio. A esto se añadió en su contra una tarjeta amarilla y un marcador adverso con demasiado tiempo por delante. La entrada de Varela para restarle metros fue demasiado tardía; su soledad en la zona de medios no encontró ya ni equilibrio ni la suficiente fuerza para servir como instrumento de transición.

En el lado sevillista, Duscher se relajó conforme su equipo cambiaba la historia del encuentro. Tomó el círculo central, se acercó a Zokora, distribuyó e inclusó se atrevió a lanzar a puerta desde lejos sin el acierto deseado, el que a punto estuvo de lograr en el primer tiempo tras un rebote. La noche del argentino parecía encaminarse hacia un camino de rosas hasta que, lesionado, perdió un balón ante Martí que pudo haber costado caro. Entonces se despidió del partido y dejó su lugar a Romaric, sabedor que su duelo de destructores se había resuelto a favor de su equipo. Martí quedó castigado a un cuarto de hora sin chispa ni esperanzas. Las tuvo hasta la expulsión de Ramis, cuando estuvo bien acompañado y sus fuerzas no temblaban. Las mismas que comenzaban a hacerlo cuando se despidió del Sevilla.

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