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La más esperada de las sonrisas

  • Negredo, que marcó en enero la mitad de los goles del Sevilla, se felicita por haber roto por fin en una gran cita

A Negredo le llegó su gran noche de gloria en el día más oportuno. El delantero del Sevilla aún recogía ayer felicitaciones, mensajes, bromas de los compañeros, mientras él esbozaba la más amplia de sus sonrisas. Había acaparado los focos con sus dos goles al Valencia, con los que el Sevilla afronta ahora la segunda vuelta con el optimismo recuperado. La idoneidad de esta esperadísima eclosión de Negredo se acentúa con la ida de las semifinales de Copa. Todo tendría otro color, más oscuro, tras un tropezón ante el Valencia, pero apareció el vallecano en el momento justo.

No es casualidad que el delantero que tantas expectativas levantó este verano marcase dos goles, el segundo de hermosa factura, justo cuando moría el mes de enero. Ha sido en el inicio de año cuando ha roto por fin en ese goleador de calidad con el que José María del Nido le puso la guinda a la plantilla. Ha marcado seis goles en las últimas diez citas; en enero, concretamente, cinco, la mitad de los goles del equipo, y todos ellos claves, en Liga y en Copa: los dos ante el Valencia, un rival directo; el del Almería, para romper la mala racha en casa; el 0-1 que abrió la goleada en Riazor; y el 1-2, de penalti, que derrotó al Barcelona en el Camp Nou. "Estoy muy feliz, necesitaba una cosa así, ganar un partido importante en casa. Estoy muy contento, porque vuelvo a coger la confianza que me estaba faltando. Y, además, ha sido en nuestro estadio, contra un rival directo al que necesitábamos vencer para recortar puntos", manifestaba en distintas intervenciones radiofónicas.

Negredo ha goleado en ocho partidos, de los que el Sevilla ganó siete. Sólo ante el Getafe, cuando marcó en semifallo, su tanto no vino acompañado del triunfo. Acumula nueve goles, siete en Liga y dos en Copa, un registro que debe ir a más ahora que se ha soltado y ha olvidado la peor racha.

El jugador dedicó su gol de vaselina a César a la afición, con toda la razón del mundo. Durante su mes y pico de sequía total, entre noviembre y diciembre, Negredo no ha dejado de recibir el aliento y los mimos de la afición sevillista. También del cuerpo técnico, que incluso llegó a preocuparse por el estado de ansiedad que atravesaba el jugador. El 28 de noviembre tuvo su particular sima, su noche más negra, en el empate a dos con el Málaga. Después de marrar hasta cinco ocasiones clarísimas, Jiménez lo sustituyó por Diego Capel y el jugador no pudo reprimir las lágrimas en el banquillo.

En el Almería ya había pasado una racha similar, pero allí no tenía la enorme presión que se autoimponía en el Sevilla, donde un puesto en la delantera es tan carísimo. Negredo ya era el delantero con más partidos y más minutos, muy por delante de Luis Fabiano y Kanoute, antes de la lesión del primero y la marcha a Angola del segundo y eso también pesaba en su ánimo. Necesitaba responder a tanta confianza.

En esa fase negra, empezó a despertar dudas: se le criticaba su falta de compromiso en la presión o que participara poco en la creación en su obsesión de no perder de vista el área contraria. "Lo he pasado muy mal, era una gran mala racha en la que el balón no entraba de ninguna forma. Y ahora está entrando, están saliendo las cosas bien y, lo más importante, el Sevilla está ganando", aseguraba el jugador.

El jueves Jiménez charló con los tres arietes del Sevilla. Les dijo que, ahora que ya están disponibles los tres, llegaba la hora de volver a los dos delanteros. Toca rotar arriba y el técnico sevillista ya sabe que puede contar con un Negredo revitalizado e hipermotivado.

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