El derbi sevillano · la previa

O un flotador o hundirse

  • Sevilla y Betis llegan al partido de máxima rivalidad en una posición clasificatoria muy distinta, pero con el denominador común de que perder equivale a una depresión para ambos.

Edición número 117 de los partidos de eterna rivalidad según Sevilla y ambos equipos llegan en una situación complicada. Por supuesto que el Betis, colista de la máxima categoría del fútbol español, está mucho peor que el Sevilla, siete puntos peor concretamente en la tabla clasificatoria, pero hay un elemento común para los dos conjuntos en esta ocasión. Y éste no es otro que el perdedor, si lo hubiere y no se saldara todo con un empate, quedará bastante tocado en el plano anímico cuando Estrada Fernández dé los tres pitidos para finiquitar la contienda en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Está claro que ganar un partido de esta índole siempre es agradable por lo que supone para todos los aficionados en la ciudad, pero en esta ocasión es mucho más lo que sufrirá el perdedor que lo que gozará el ganador, que también.

Este planteamiento es la consecuencia del irregular arranque del campeonato por parte del Sevilla y del decepcionante comienzo de un Betis que presumía con orgullo su retorno a una competición europea después de algunos años. Con un tercio de la Liga consumido, el Sevilla está más o menos en la mitad de la tabla, pues es undécimo con 16 puntos, algo que no se corresponde en absoluto con las ilusiones que había despertado la nueva plantilla entre sus hinchas durante el periodo estival. Y el Betis es el último por deméritos propios, con sólo nueve puntos fruto de dos triunfos caseros y tres empates. Cierto que la ausencia de Rubén Castro ha sido un lastre importante, como también podrían alegar los sevillistas algo parecido en el caso de Marko Marin, pero una plantilla de esta categoría no lo puede supeditar todo a un único futbolista y todo conduce a pensar que la planificación en los tiempos del mercadeo fue bastante deficiente.

El partido llega después de dos semanas de parón por los compromisos de las selecciones nacionales y ya quedan muy lejos los últimos resultados ligueros. Pero conviene recordarlos para anotar que el equipo del cuestionado Unai Emery fue capaz de romper una mala racha como forastero que se prolongaba durante más de un año. Lo hizo en la cancha del Espanyol y para ello tuvo que apelar a una disposición futbolística que nada tuvo que ver con la pregonada hasta ahora por su entrenador. El técnico vasco se protegió en el centro del campo con Iborra y Carriço y adelantó una decena de metros a Rakitic para que ejerciera de enlace. El Betis, mientras, sucumbía por un contundente 1-4 contra el Barcelona en el Benito Villamarín, pero las sensaciones que transmitió parece que gustaron a su entrenador y a buena parte de su gente. Eso sí, el conjunto de Mel corrió muchos riesgos con una defensa adelantadísima y acabó pagándolos en el marcador.

Si el derbi se hubiera disputado apenas unos día después, está claro que el aspecto anímico también habría sido importante, pero la verdad es que aquella jornada ya parece la prehistoria de la Liga poco más o menos y los dos entrenadores han tenido tiempo de sobras para meterse en las cabezas de sus futbolistas para conducir las emociones hacia donde más les interesen a ambos. ¿Y dónde les convendrá más? Todo pertenece al reino de la especulación en este sentido, ya que tanto Emery como Mel, Mel como Emery, han escondido sus cartas hasta el máximo posible.

Entrenamientos a puerta cerrada, concentración en Jerez, especulaciones sobre las dolencias de los verdiblancos Rubén Castro y Jorge Molina que cada uno, en esta bendita ciudad, calibran desde el cristal con el que más les interesa evaluarlas... Lo cierto es que las pistas son mínimas y todos se empeñan en ofrecerles el menor número de datos posibles al eterno rival. Tanto es así que las ruedas de prensa ofrecidas por Emery y por Mel en el mediodía del pasado viernes fueron un verdadero ejercicio de ocultismo en pos de no dejar ni siquiera una pincelada sobre las ideas de juego de ambos.

Pero al final hasta todos recurrirán al tópico de que "en el fútbol ya nos conocemos todos y esperaba que el rival hiciera justo eso". Y en el terreno de la más pura especulación, la incógnita en el Sevilla radica en la posición que ocupará Rakitic. El suizo jugó 90 minutos intensos con su selección de Croacia el pasado martes, con un futbolista menos la mayor parte del partido incluso, y tampoco parecería lo más apropiado darle más carga de trabajo de la tolerada por su organismo. Eso puede conducir a que Emery opte por una pareja de medios centro compuesta por M'Bia e Iborra para permitir que los demás elementos sean ofensivos desde esa plataforma de seguridad. El resto será buscar la velocidad de los puntas, lo que conduce a otorgarle la titularidad en esa zona más avanzada a Gameiro. La sorpresa podría ser la titularidad de Reyes en lugar de Jairo, aunque eso dependerá del estado físico en el que se encuentre el utrerano una vez que ya ha tenido tiempo para ganar en ese sentido desde que retornara. Faltarán por lesión Pareja, Trochowski, Marko Marin y Cheryshev, mientras que Cristóforo tampoco entraba en la lista.

Dentro del Betis, las opciones parecen más reducidas, aunque todo dependerá del estado real de Jorge Molina y Rubén Castro. En esa retransmisión de los entrenamientos, aunque siendo a puerta cerrada la veracidad queda casi en un acto de fe, ayer se anunciaba que ambos tomaron parte en la última sesión preparatoria al mismo nivel que el resto. Está claro que Mel utilizará a los dos delanteros si éstos tienen el mínimo nivel físico exigible, pues su calidad está muy por encima que el resto, salvo Vadillo, claro está. Los lesionados en la plantilla verdiblanca son Igiebor, Perquis, Braian Rodríguez y Reyes, aunque el chileno ya ha comenzado a entrenarse con el resto del grupo.

Si Rubén Castro y Jorge Molina están al final, el número de ausentes por lesión de ambos conjuntos será similar, aunque lo que está claro es que el catalán Estrada Fernández anotará en el acta a once futbolistas titulares por parte y parte y el juego no arrancará con menos de 22. Se espera frío en los termómetros a la hora de que dé comienzo todo, aunque el calor ambiental debe subir varios grados y el Sevilla parte con el favoritismo de jugar en casa y de los puntos que tiene más en la clasificación. Pero esto es fútbol y más en un derbi, cualquier mínimo detalle lo iguala todo y tampoco las diferencias son tantas.

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