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La grada habla y el club decide hoy

  • Los contundentes mensajes de la afición marcan la situación de un club que se dispone a elegir un sustituto y un técnico, Marcelino, que entendería su destitución · Monchi y Del Nido quieren tomar la decisión en frío

Hacía muchos, muchísimos años, que la grada del Sánchez-Pizjuán no pedía, así abiertamente y a grito pelado, la dimisión de un entrenador. Ni con Manzano, ni con Álvarez, aunque no le diera tiempo de dirigir muchos partidos en Nervión, ni siquiera con Jiménez se manifestó de esta forma tan estridente la hinchada sevillista, que mandó anoche muchos mensajes para quien los quisiera recoger.

El más claro y contundente fue el que tenía como destinatario principal al entrenador asturiano. El de Careñes era el que debía recoger ese "Marcelino, dimisión" que se cantó en dos ocasiones en la tarde-noche, una durante el segundo tiempo y otra, más continuada, cuando el partido acabó. Pero era un mensaje que, indirectamente -estaba claro-, también iba dirigido al consejo de administración y en particular al brazo ejecutivo del mismo, el que forman Del Nido y Monchi, que también tuvieron que escuchar otros mensajes para que cada cual analizara lo suyo.

La ovación a Borja Valero cuando fue sustituido, el clásico dardito sobre los aumentos del precio en los carnés y la señal de impotencia con el "estamos hasta los huevos", sin que faltara tampoco una señora pañolada y una bronca como Dios manda a los jugadores cuando Del Cerro Grande dio por finalizado el partido. El sevillismo, definitivamente, ha estallado. Y las sensaciones del Sevilla-Villarreal, que puede ser la tumba de Marcelino, fueron inequívocas. Parece como si todo estuviera marcado. Con el equipo a tres puntos del descenso, las sensaciones eran muy extrañas tras la consumación de la derrota en las tripas del Sánchez-Pizjuán. La sala de prensa parecía un velatorio y la tensión se cortaba en el ambiente cuando Marcelino asomó por la puerta que la comunica con el vestuario. Las mismas palabras del entrenador parecían guardar un trasfondo de resignación, de tenerlo todo más claro incluso que los que debían tomar la decisión de destituirlo.

Una decisión que, de momento, no está tomada. La situación, evidentemente, es límite. Siete jornadas sin lograr la victoria son muchas para un club que se resiste a cambiar sus objetivos iniciales. Las próximas horas y los próximos días serán cruciales, pero podría ser que Marcelino tuviera una semana más para tratar de demostrar que es capaz de tomar los mandos de la nave y enderezarla, aunque los encargados de decidir optaron por analizar en el día de hoy la situación en frío. Si se deciden por mantenerlo o por destituirlo dependerá de si encuentran pronto un sustituto para así evitar un episodio parecido al de Aragonés tras la salida de Jiménez. Monchi y Del Nido ya han empezado a analizar las opciones, pero no hay una decisión tomada. Queda elegir y negociar con el candidato final, lo que podría demorar el asunto algunos días. Suenan mucho Quique Flores y Míchel como los mejor colocados. El primero es quien más gusta a Monchi, pero está entrenando en Dubai y que abandone allí requeriría un gran esfuerzo económico y de presión al club.

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