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Que la llama no se apague

  • El Sevilla no tiene permitido otra cosa que ganar para que el sueño de cazar al Villarreal mantenga el pulso competitivo · Manzano teme más las bajas de Kanoute y Navas que su recibimiento en Palma

Sería una lástima que después de poner los dientes largos a todo el sevillismo la llama se apagara tan pronto. Si se le apaga el fuego al equipo de Manzano con el final de Liga más cerca, o si es el Villarreal el que demuestra que no está por la labor de fallar tanto como se soñaba en Nervión, al menos el esfuerzo y la ilusión puesta en ello habrán valido la pena. Pero si el pozo se seca al intentar llenar el primer cubo porque el agua se derrama, mensajes como el del presidente hace sólo tres días apostando por sumar los 24 puntos en juego acaban rozando el ridículo, no por él, que al fin y al cabo cumplía con su papel y la obligación de avivar el ánimo de los suyos, sino por el equipo.

Pero lo peor es que perder esa ilusión que parece ser casi lo único que alimenta al entorno podría tener otro efecto negativísimo en el Sevilla, como sería complicar también la presencia en la Liga Europa, algo que tan cerca está o más, mucho más, que alcanzar al cuarto. Y entonces sí que puede ser grave de verdad.

Lo que se le pide al Sevilla es muy complicado. Ganar seis, siete, ocho partidos, de aquí al final del campeonato sólo está al alcance de equipos como el Barcelona. Y eso es lo que necesita el Sevilla para recortar los nueve puntos que por deméritos propios lo separan del cuarto puesto. Lo de esta noche en el Iberostar estadio es ya una situación límite: ganar o quedar apeado de esa pelea. Y si sucede lo primero, volver a mentalizarse para lo mismo dentro de una semana en Getafe.

Desde luego que presentarse en el Domingo de Resurrección con esa llama aún viva es un objetivo con una gran dosis de exigencia. Supone ganar dos partidos fuera de casa, enlazar cinco triunfos consecutivos, seis sin perder... Llegaría luego otra prueba de fuego definitiva, el Villarreal en casa, y al equipo de Garrido no es que se le vea titubear mucho. De doce a nueve puntos ha pasado la diferencia porque se le cruzó el Barcelona y en el 5-1 ante el Twente el jueves tampoco dejó señales de dudas. En fin, todo sea por intentarlo y que no se pueda decir que los de Manzano no apretaron los dientes. Sólo así se consiguen los objetivos que uno persigue y es verdad que el enemigo que viste de amarillo va a tener citas también difíciles. Al Sevilla le quedaría la Liga Europa y su obligación es apretar tenga al alcance o no la Champions, pues con Espanyol, Athletic, Atlético y hasta Mallorca también sumando nunca se sabe lo que puede pasar.

Y para complicarlo todo mucho más, se le pone la cosa fea a Manzano con las bajas de sus dos mejores -o dos de los mejores- hombres en la formación titular. Sin Kanoute y sin Jesús Navas todo tiene que ser más difícil aunque no tendrá que pensar en ello el Sevilla. La temporada pasada ganó aquí con autoridad bajo la dirección de Manolo Jiménez y en una actuación decisiva del extremo palaciego para dejar helado precisamente a un Manzano que entonces guerreaba en el otro bando. Ahora vuelve el entrenador de Bailén de visita al club al que llevó a los mejores números de su historia y se encuentra un ambiente muy enrarecido en su contra que no se sabe qué consecuencias tendrá en el desarrollo del encuentro. Pero en Sevilla también escucha de todo el jiennense, que tendrá la sensación a veces, aunque no lo diga, de no ser querido en ningún sitio.

En teoría, ni lo que piensen los aficionados mallorquinistas ni la opinión que tengan los sevillistas tendrán que ver con los jugadores que hoy busquen un triunfo para llevarlo de vuelta a Sevilla. Será por ellos por lo que intenten sumar esos puntos que para una cosa u otra -Champions o Europa League- serán igual de necesarios. Por lo ensayado por Manzano, será Diego Capel el que juegue por Jesús Navas a pierna cambiada, por la derecha, como últimamente lo hace con la selección española sub 21. Para la ausencia de Kanoute tiene pensado el técnico adelantar a Rakitic y tentar la suerte con Romaric, un futbolista con una indudable clase futbolística pero con varios problemas que de vez en cuando terminan mermando su potencial y, por extensión, el del Sevilla. Manzano reza por que le salga bien la jugada, porque ya ha visto cómo una corriente de opinión ha alzado las manos durante la semana señalando la ocasión para que sea el joven Rodri -su gol en Almería todavía duele en Palma- el que acompañe a Negredo en un 4-4-2 que por las características de los delanteros dejaría al equipo sin conexión de líneas. Otra cosa será durante el desarrollo del encuentro, con el partido ya roto y la necesidad de marcar.

El Sevilla libra su primer duelo a muerte de los muchos que se ha planteado ganar de aquí a finales de mayo. De los discípulos de Manzano y -no hay que olvidarlo- de lo que haga el Villarreal mañana en Valencia depende que el sueño siga vivo o no, que la llama siga encendida o que se apague un poco más.

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