El derbi sevillano

Mucho ojo con el corazón

  • El poco crédito de Unai, el farolillo rojo que carga Mel, la inseguridad del Sevilla y la crisis bética harán aún más decisivo el manejo de los nervios.

Nombres propios, sensaciones, entornos, moral, táctica y por encima de todo, técnica. Todos esos factores juegan en un partido de fútbol. Pero ojo, que un derbi no es un partido cualquiera y el corazón manda. Más en el que se anuncia para mañana, con un entrenador sin crédito, otro que trae al equipo colista, un anfitrión que no fragua y un visitante al que persigue un fantasma desde hace un año.   

Un rubio omnipresente

Finalmente, Ivan Rakitic será el faro y guía del Sevilla mañana. El virus FIFA fue clemente con el suizo-croata, sin duda el jugador con más peso específico en los derbis de la pasada Liga -un gol  y un pase de gol en el Pizjuán, dos tantos en el Villamarín- y por supuesto, el eje en torno al que gravita el juego de los blancos hoy. Las sesiones de trabajo de la semana refuerzan, además, la teoría de que Emery ubicará su pieza maestra cerca del área rival, donde sus prestaciones se multiplican. Sería un derroche mayúsculo alejar del peligro a un jugador que en 13 jornadas suma 7 goles y 3 pases de gol, además de múltiples acciones de esas que no reflejan las estadísticas pero que afilan los ataques del equipo.  

El propio Mel no ha dimimulado ante los micrófonos su respeto a Rakitic. "Espero que no juegue. Que se equivoque de campo, de ciudad...", dijo el madrileño en tono jocoso. Si no lo remedia un contratiempo en la sesión de hoy, el capitán estará. Así que toca mover ficha de lado bético: si neutraliza el dúo Xavi Torres-Nono neutraliza el juego entre líneas del rubio, mucho tendrá ganado el Betis. Muchísimo. Xavi Torres se está asentando como ancla y Nono, con el brío de su juventud y su coraje, ayuda a juntar las líneas. 

El cid en el banquillo 

En el Betis, el hombre que tiene un peso específico similar al de Rakitic no tiene tan claro su concurso mañana. Hoy se puede despejar la incógnita, pero Rubén Castro apenas ha podido entrenarse esta semana. Y sólo ha jugado esta temporada ante el Jablonec en Sevilla y un rato ante el Celta. Ante ambos hizo lo que mejor hace, marcar goles. El beticismo confiaba en su providencial y oportunísima vuelta en todo un derbi -cantó gol en los dos de la pasada Liga-, pero las palabras ayer mismo de Mel -"cero, posibilidades" para el canario y su compañero de andanzas, Jorge Molina- han desinflado ese globo de la ilusión. 

Si Rubén da el paso y está para al menos entrar en la relación de 18, la confianza del colectivo se multiplicará. Su presencia daría moral y seguridad al grupo. Por la espera y por la cita, tan especial. Y por loq ue supone su presencia: el Betis, segundo equipo menos goleador por detrás de Osasuna, tiene un porcentaje de acierto rematador del 8%, mientras Rubén lució la pasada Liga un fantástico 24%, con 18 tantos en 74 remates, un gol de cada cuatro intentos. Como Jorge Molina no sufre rotura fibrilar, la solución puede ser una vía intermedia: que éste salga como titular, aguante lo que pueda y dé el testigo a Rubén Castro, todo un Cid Campeador en este caso por lo que contagiaría a la tropa. Veremos si se da. 

Calígula mel

"Intensidad". Ha sido la palabra que ha vertebrado el discurso de Mel en las vísperas del duelo sevillano. Escoció mucho la empanada colectiva del Betis en esa ominosa primera mitad del 5-1 y el trabajo psicológico del entrenador bético incidirá mucho en ese pecado. Como astuto gato que es, Mel hará ver a los suyos que fue la rabia y el orgullo lo que hizo al Betis reaccionar e igualar un 0-3 en el último Betis-Sevilla, y que esa misma rabia y orgullo es la que deben esgrimir cuando salten mañana a la hierba y el enemigo les eche en cara su situación en la tabla o les recuerde lo de la manita. Si los béticos no se arrugan saben reconducir esa energía negativa que les llegará del entorno -como ese tenista que aprovecha un gran saque del rival para responder con un certero resto- y juegan con la guardia bien alta, competirán en buena lid: aflorará entonces, por inercia, la tendencia de todo derbi a igualar las fuerzas. Mel podría hacer suya la frase de cabecera de Calígula y hacer que los suyos la asimilen: "Oderint dum metuan", "que me odien mientras me teman". 

Quebradizo anfitrión

El Betis llega a Nervión con un paupérrimo bagaje goleador. Pero ojo. El Sevilla ha encajado gol en sus seis partidos precedentes de la Liga como local. Hasta Osasuna, el peor realizador del campeonato, le hizo un tanto cuando ya jugaba con uno menos. Si el Betis es el segundo que menos goles hace, el Sevilla es el segundo que más tantos encaja -26, por detrás del Rayo con 30-. Y ese dato debe elevar la confianza verdiblanca. Cierto es que la raíz de esa debilidad sin la pelota estaba en la insistencia de Emery con Rakitic como pivote, pero el adelantamiento del suizo no va a arreglar todos los problemas defensivos del Sevilla como por ensalmo. Los seis partidos en casa de los sevillistas arrojaron muchas dudas, todas por su quebradizo sistema: al rival le bastan dos o tres llegadas para hacer gol. Pasó con Atlético (1-3), Málaga (2-2), Rayo (4-1), Almería (2-1), Osasuna (2-1) y Celta (0-1). Sólo ante Osasuna cuajó un partido plenamente convincente el Sevilla. Y eso es muy poco. El Betis sabe que este Sevilla no es un firme anfitrión, juegue donde juegue Rakitic. 

Control que no lo es

La patraña de la posesión no va a decidir nada mañana. Una buena jugada de gol se puede hacer en apenas unos segundos. Y esa es la única verdad del juego. Vistas las ausencias -más de lado bético-, las virtudes futbolísticas de los que jugarán y las consecuencias de una derrota -las urgencias también son mayores, pero no mucho más, en verde y blanco- es probable que Mel, bajo un 4-3-3 en la pizarra, opte por darle la pelota al Sevilla. Los extremos tratarán de ayudar a los laterales, los tres medios cerrarán líneas de pase a Rakitic... y Fazio y Carriço, posibles centrales, pueden desnudarse si concenden muchos metros entre su espalda y Beto, pues no son rápidos y pueden sufrir ante Juan Carlos, Vadillo o Cedrick. Un inconveniente de que el Sevilla tenga más la pelota salta en el siguiente párrafo.  

Pelota parada 

Que un equipo tenga más la pelota eleva la posibilidad de provocar saques de esquina y faltas directas o indirectas. Y ahí, el Sevilla sí es un equipo eficaz y peligroso. Sólo el Real Madrid (44) remata hasta ahora más a balón parado que el Sevilla (35), que además ha recuperado a una pieza muy principal en esta suerte, Federico Fazio. El argentino es un cañón a pelota parada. Ya le ha hecho tres goles al Betis, dos de ellos en estrategia y todos por alto. Junto a él estarán torres como Iborra o M'Bia. Los béticos también recuperan a Paulao y Amaya para la especialidad, aunque no contarán con otro valuarte como Nosa Igiebor.

Un crédito rakítico

Las percepciones que manan de los banquillos ignoran los puntos que reflejan la clasificación. El Sevilla suma siete más que el Betis, pero el crédito de Unai ante los suyos es menor que el de Mel ante la parroquia bética. Dicho de otro modo: una mera derrota -no tan hiriente como la del año pasado- desestabilizaría más la silla del vasco que la del madrileño. La opinión generalizada del sevillismo es que Emery no da con la tecla para hacer que su orquesta suene bien del todo. Y la de buena parte del beticismo, que Mel es más víctima que responsable de la situación por el tibio esfuerzo de los gestores en los fichajes y la errática planificación de Stosic. Mel se ganó mucho crédito por el ascenso, la consolidación en Primera y el salto a Europa. Emery goza de un crédito raquítico; o si se quiere, rakítico: el que conserva es gracias, en buena parte, a su mejor jugador. Y eso puede inyectarle más presión de la aconsejable para preparar la partida de ajedrez de mañana. 

Una gran mácula y roja

Los guiños del destino: la última vez que el Betis comparecía como colista en el Ramón Sánchez-Pizjuán jugaba Mel. Fue en la jornada 24ª de la Liga 1990-91, hace más de dos décadas. El ariete bético hizo el 0-1 en el primer minuto y aunque ganó el Sevilla (3-2), el partido fue mucho más igualado de lo que reflejaba la tabla, como suele ocurrir en los derbis. Mel y los suyos volverán a saltar a la hierba con esa mácula de portar el farolillo rojo, lo que puede inyectar aún más presión en la cabeza de un entrenador que capea como puede un temporal que no arrecia: menos refuerzos que fichajes, menos puntos que fútbol, menos confianza desde la cúpula que desde la grada. A todo eso se suma su vuelta al escenario del 5-1. El competente técnico tendrá que hacer un esfuerzo mayúsculo por templar sus nervios y no dejarse llevar por el corazón más de lo aconsejable. Varios han sido sus ataques de entrenador en esta Liga y ninguno le resultó positivo. 

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