sevilla-córdoba

Un partido nada ordinario

  • El freno a las expectativas de la temporada sevillista y la plaga de bajas dan a la visita del Córdoba un barniz especial... y delicado La vuelta de Reyes, oportuna en lo técnico y lo mental

Sensaciones extrañas, contradictorias, envuelven este Sevilla-Córdoba que se anuncia para hoy, con el almuerzo aún en el buche. Lo que pudo ser un partido más de esta Liga, emboscado entre el pasado frente copero y el inminente europeo, se ha convertido en una cita especial, nada ordinaria. El batacazo copero -que duele en el sevillismo aún más después de ver el tibio nivel que mostró Athletic Club ante el Espanyol- y la doble derrota en Madrid -menos admisible la segunda en Getafe-, que devolvieron la cuarta plaza al Valencia, han dado un barniz muy delicado al litigio ante el vecino. No derrotar al Córdoba despertará ese rugido que suena en Nervión a poco que pinten bastos.

Unai Emery recibió ayer de manos de un representante de la LFP el trofeo que lo distingue como mejor entrenador de enero. Pero fue en ese mes ya pasado cuando todo se empezó a torcer en el Sevilla. Y fue por una decisión técnica que aún resuena en los improvisados foros de sevillistas, esa extraña alineación en Cornellà, confeccionada con un ojo en la Copa y otro en la siguiente cita liguera, en Mestalla. El sainete en casa del Espanyol fue el 22 de enero. Pero fue en Copa, claro, y eso a la LFP le resbala. Pero desde esa dolorosa costalada, nada es igual por Nervión.

De hecho, el partido en el Pizjuán ante el Málaga, el previo a esa ida de los cuartos de Copa en Barcelona, fue la última ocasión en la que el Sevilla compitió como debe competir un aspirante a jugar la Champions o a revalidar el título en la Liga Europa. Ni el Espanyol en Copa, ni el Valencia, el Real Madrid o el Getafe vieron peligrar su victoria ante los sevillistas. Todos impusieron sus armas. Todos dominaron las dos áreas, que es donde está la verdad del fútbol. Y en la cita liguera ante un Espanyol que jugó con diez 50 minutos, a punto estuvo de sonar otro petardazo. Lo evitaron Bacca y Aspas.

A Emery le ha costado mucho entrar en el corazón del sevillismo. Su nombre fue coreado aquella noche ante el Málaga, la que plasmaba la mejor primera vuelta de la historia sevillista en la Liga, con 39 puntos. Pero el freno a las aspiraciones de la temporada ha dado un súbito mordisco a ese crédito que con tanta parsimonia se había ido ganando el entrenador vasco. El fútbol tiene estas pautas, ajenas muchas veces a la justicia.

Por si fuera poco, las bajas son ya una plaga. La musculatura de Coke, Mbia y Iago Aspas se rompió en el frío de Getafe. Como si ya no fuera grave perder para dos o tres meses al portero titular o, en menor medida, no contar con tu segundo goleador, Gameiro, para varias semanas. Súmenle al parte de bajas las consabidas de Tremoulinas -a lo tonto se está perdiendo media temporada- y de Cristóforo y tendrán la plaga.

Menos mal para los sevillistas que vuelven los sancionados Carriço, Aleix Vidal y Vitolo, ausentes en Getafe, más Reyes, ya recuperado de su lesión. Emery saludará la vuelta del cuarteto no sólo a la lista, sino también al once. Vidal deberá regresar al lateral diestro, ya que a la ausencia de Coke hay que añadir la del sancionado Figueiras; Carriço debe retornar al eje de la zaga para devolver la solidez que sólo han garantizado plenamente el portugués y Pareja; y Vitolo, que siempre ha sido de los mediapuntas predilectos para su entrenador, cuenta además con el factor a favor de su descanso.

El caso de Reyes es punto y aparte. Después de un frío inicio de campaña, se convirtió en el faro que iluminaba el juego del colectivo. Su ausencia ha supuesto un agujero negro por el que se han perdido parte de las ilusiones colectivas. Por ello, su retorno, hoy, debe mejorar no sólo el plano técnico -qué escasa creatividad donde queman las papas en estas últimas semanas-, sino también el mental. Falta hará para sacar adelante una cita con más química de la que anunciaba cuando se configuró el calendario. Ganar templaría ánimos y reforzaría el plan antes de recibir al Borussia. No hacerlo llevaría a sospechar que las más nobles ilusiones se perderán pronto por el sumidero.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios