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El peligro de la incoherencia

  • Jiménez alineó a Luis Fabiano, Kanoute y dos extremos en Valencia, esquema que sólo usó tres veces la pasada Liga con sólo un triunfo · Ocho de las diez victorias a domicilio llegaron con un punta

Primera jornada de Liga, primera derrota y por tanto el debate que se reaviva. No hace falta concretar cuál es el debate cuando se trata del Sevilla. El debate es el debate: Jiménez y el juego de su equipo. Las críticas persistieron durante la pasada campaña a pesar de que el Sevilla se apoderaba de la tercera plaza del campeonato, lugar que ocupó en las últimas 21 jornadas. Y si el debate se mantuvo entonces, cómo no habría de recrudecerse con el tropezón de Mestalla. Jiménez no fue fiel a sus principios a la hora de preparar el partido ante el bloque de Emery, cargó de balas las pistolas de sus detractores y vuelve la tensión.

¿UN PUNTA, O DOS?

El Sevilla batió la temporada pasada su récord de puntos como visitante en una Liga. Ganó diez partidos, empató cinco y perdió sólo cuatro. Sacó fuera 35 de sus 70 puntos, la mitad. Y de los diez triunfos a domicilio, nada menos que ocho se fraguaron con el sistema preferido de Jiménez lejos de Nervión, con un solo punta.

En las victorias ante Atlético, Getafe y Deportivo empezó jugando en punta Luis Fabiano; en los triunfos ante Real Madrid, Espanyol, Athletic y Recreativo lo hizo Kanoute; y ante el Almería, era Acosta la referencia arriba por la escasez de efectivos.

Otro apunte que refleja la efectividad del 4-4-1-1: así perdió tres veces, pero en todas se admiten los matices. En Gijón fue Chevantón el único delantero en un equipo plagado de suplentes, que rotaba entonces para afrontar mejor los partidos de Copa, en pleno enero; y las otras dos derrotas, en Valladolid y Valencia, se consumaron cuando el equipo ya jugaba con uno menos por las respectivas expulsiones de Luis Fabiano en Zorrilla y de Adriano en Mestalla. Once contra once, el Sevilla dominaba el juego, el partido y el marcador.

A veces, con las lesiones y sanciones de Luis Fabiano o Kanoute, el entrenador de Arahal lo tuvo fácil para recurrir a sus sistema preferido como visitante. Pero otras veces soportó la presión del entorno, fue coherente con sus principios y alineó un solo punta pese a tener disponibles al malí y al brasileño. Casi siempre le salió bien.

La llegada de Negredo da un giro de tuerca a esa presión, por la teórica inconveniencia de dejar a dos delanteros de primer nivel en el banquillo. Ya en Valencia jugaron dos puntas, el juego fue decepcionante y la incógnita salta: ¿Por qué prescindir del patrón más eficaz?

Quienes opinen que en Mestalla hubiera cantado otro gallo con dos puntas pero un solo extremo, blindando la medular, quizá no sepan que con ese esquema, el Sevilla no ganó un solo partido fuera la pasada Liga: empató ante el Betis, ante el Málaga y ante Osasuna. Y sólo en La Rosaleda jugó realmente bien.

Con dos delanteros y dos extremos, el Sevilla sólo jugó cuatro veces la pasada Liga como visitante: ganó en Villarreal, empató en Santander y cayó en el Camp Nou. También ganó en Soria, pero ese partido de la última jornada apenas es referente por la muy circunstancial alineación.

LA MISMA MEDIDA

A pesar de los precedentes, Jiménez volvió en Mestalla a los dos puntas y los dos extremos, no fue coherente con sus principios. La segunda bala que metió en el cargador de sus detractores fue que en Valencia renovara su confianza en el dúo Duscher-Romaric, a pesar de su insistencia en reforzar esa zona y el esfuerzo del club en satisfacer sus peticiones con la llegada de Zokora.

Jiménez tendrá lógicamente sus razones técnicas para la suplencia de Zokora, como también para justificar que Sergio Sánchez, otro de los fichajes, ni siquiera viajara a Valencia. Pero esas decisiones impopulares pueden desgastar gratuitamente su figura a los ojos de la afición... y del consejo.

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