Borussia Mönchengladbach - Sevilla · el otro partido

El primer eslabón es el robo

  • Interceptación y anticipación, explosión inicial para el juego de contragolpe, para el que había que sufrir y atraer a cuantos más futbolistas rivales mejor.

El sufrimiento se demuestra sufriendo, como diría aquél. Pero es mejor sufrir con dos goles de ventaja, como siempre lo hizo el Sevilla en el Borussia Park, que al filo del acantilado. Una renta que el equipo de Emery sacó gracias a su perfecta ejecución del contragolpe, modalidad que preparó durante la semana e interpretó para convertirse en un cuchillo en la espalda de un rival, el Borussia Mönchengladbach, que sólo había recibido esta temporada más de dos goles en una ocasión.

Cada cual mirará para el cortijo que le tira. Para el sevillista que se queja por todo primará la posición defensiva del equipo ante el enemigo alemán que tanto lo encimó. El sufrimiento sobre la alegría. El aficionado más positivo valorará el hecho de que su equipo haya logrado hacer tres goles a Sommer, un portero que sólo había encajado 17 goles en la Liga y 4 en Europa y al que sólo el Eintracht Fráncfurt logró hacerle tres goles en un mismo partido. Valorar méritos.

El Sevilla, más allá de dejarse empujar (o no) por un rival que estaba claro que iba a mantener a muchos futbolistas por delante del balón, obligado como estaba a remontar la eliminatoria, firmó una antología del contraataque en tierras germánicas. Una acción de juego colectiva que tiene su primer eslabón en el robo. Los blancos disfrutaron de muchas transiciones bien ejecutadas que se quedaron incompletas, como la que falló Bacca o la que erró Aleix Vidal con todo a favor, pero hizo bingo en tres y eso es mucho. Jugadores como Vitolo y el mismo extremo catalán hicieron una fabulosa interpretación del contragolpe, ayudados por un lanzador, Banega, que supo aguantar el balón con una plástica inusual en un fútbol tan físico como el de hoy.

La interceptación y la anticipación son acciones técnicas defensivas que, en este caso, mutan en un arma atroz para un enemigo volcado arriba como estaba el Borussia. ¿Se han preguntado algunos de los que criticaban que el Sevilla defendiera atrás si era el rival el que empujaba o si el propio Sevilla lo que buscaba era atraer a los jugadores alemanes para disponer de metros y espacios libres en las transiciones? Una estrategia que parte, como ha quedado dicho, en el robo. Sin él, no hay nada. Sin la interceptación y la anticipación, con el matiz volitivo en la segunda para diferenciarlas, no es posible el contragolpe. Sin el espacio delante no es posible que se dé, y si los rivales están por delante del balón en el momento del robo (cuantos más mejor) la ejecución crecerá notablemente en porcentaje de éxito. La anticipación de Aleix Vidal en el primer gol fue tan importante como su pase final desde la derecha o la pausa perfecta de Banega; la de Krychowiak en el segundo debe tener igual mérito que la enorme carrera en potencia y definición de Vitolo; y en el tercero del canario, igual, todo parte de un robo, de una línea de pase bien leída por un compañero que no se lleva las flores del autor del tanto, pero que pone la primera piedra, importantísima.

El Sevilla jugó en Mönchengladbach un grandísimo partido, en el que le hizo tres goles al sexto portero (haciendo extensivo el honor al sistema defensivo) menos goleado de Europa. Sufrir, había que sufrir y los primeros que lo sabían eran los profesionales. Era el guión.

Banega, la velocidad que no corre

Muchos diran que Éver Banega es un futbolista lento. Lo es en alguno de los tipos de velocidad que se pueden medir, la de desplazamiento. Pero el argentino tiene una velocidad que no corre, pero que se ve y, sobre todo, que su equipo lo nota. El internacional albiceleste ve el fútbol más rápido que los demás y tiene la gran ventaja que ese fútbol que ve y que piensa le sale por los pies. Mientras parte del sevillismo esperaba a Reyes en el once de Emery en un partido importante, Banega fue el faro en Alemania y una de las claves del triunfo el tiempo que estuvo sobre el campo. Hizo de segundo eslabón de la cadena (tras el robo) aguantando la pelota con mucha calidad y lanzando al equipo arriba.

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