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El pulso deber ser por ganar

  • El Sevilla, obligado a calmar el río con un triunfo que selle el pase a la siguiente ronda y con el debate sobre el método de Emery de fondo.

No todos los sevillistas, pero sí muchos, alcanzan a entender el inmenso bien que haría en la plantilla una victoria clara sobre el Slovan Liberec en la noche en la que el equipo nervionense retoma su andadura continental en la Liga Europa. En el vestuario sí que está muy presente, y, mucho más, en la cabeza de Unai Emery, que empieza a ver su puesto en peligro por culpa de su crédito perdido, que ha sido mucho en las dos últimas jornadas de Liga en las que el Sevilla ha encajado dos derrotas muy dolorosas, una por lo abultado del resultado -escandaloso el 7-3 por mucho que el escenario fuera el Bernabéu- y otra por producirse en casa ante un equipo que en teoría no parte con los mismos objetivos deportivos que los blancos, el Celta.

Con el debate que enfrenta a las ideas ofensivas en la concepción del juego que defiende el técnico guipuzcoano con el carácter más realista que le pide a su esquema una parte importante del entorno, lo que se juega el Sevilla ante los checos del Slovan Liberec es algo más, quizá mucho más, que los tres puntos con los que, de sumarlos, en Nervión se quedaría ya el billete para dieciseisavos de final amarrado y acercaría mucho el primer puesto del grupo. Ésa es una parte importante, por supuesto que la más importante, pero en una ciudad y con una afición como éstas también tienen cierto peso otros aspectos como las sensaciones, aunque lo primero que desean los incondicionales nervionenses son triunfos que calmen las aguas que bajan algo revueltas últimamente.

Aquí la opinión pública, que como su propio nombre indica, es opinión y es pública, suele ir más allá con lo que ve. Celebra un triunfo, claro está, pero a la misma vez analiza lo que, según ha podido ver, puede venir en venidores encuentros. Y ahí es donde Emery quizá no puede alcanzar a entender que se ponga en duda lo que está haciendo con su equipo. Para el aficionado sevillista importa que éste gane, pero también se interesa por cómo. De ahí que el debate que ayer mismo (dos días consecutivos contando con la defensa que horas antes hizo en la televisión oficial del club) aún tenía que afrontar Emery en su rueda de prensa no es algo que vaya a quedar zanjado con un triunfo ni con dos. El de Fuenterrabía sigue firme en su idea de dar prioridad al ataque y desea demostrarlo con hechos. No le falta parte de razón en todo lo que dice, pero si no logra que ese juego en una sola dirección que propugna (hacia delante) tenga el equilibrio necesario atrás se va a convertir en su tumba porque el poder de los resultados es implacable y no entiende de teorías ni de propuestas poco o muy agradables a la vista.

Ganar hoy dejaría cerrada esa herida que comienza a poner nervioso al consejo ejecutivo, al menos momentáneamente, pero debería ser el punto de partida de una recuperación asentada en ese crecimiento que el entrenador aprecia en lo que el equipo despliega sobre el terreno de juego según lo hablado en los entrenamientos y en las charlas en la intimidad del vestuario. Además, algo que va relacionado con lo mismo, ello permitiría al cuerpo técnico gestionar los esfuerzos en los dos partidos restantes de la fase de grupos, ante el Friburgo en Alemania y contra el Estoril en el Sánchez-Pizjuán.

El rival demostró en la ida que no está de invitado en esta competición. El Slovan estuvo muy cerca de sumar los tres puntos en la visita del Sevilla a Liberec, lo que hubiera dado un tinte algo más grave al encuentro de hoy. Pero el empate de Vitolo, junto con el del Almería el gol más celebrado por Emery en la banda, da más aire a los blancos y, sobre todo, ofrece la posibilidad de cerrar el pase a la siguiente ronda.

Con respecto al once que pueda tener en mente el técnico, se intuye que habrá una mezcla de hombres de refresco (Javi Varas, Fazio, Cala, Fernando Navarro, Perotti...) con otros que mantendrán su estatus. Y en este equipo la figura de Rakitic tiene mucha fuerza. ¿Jugará? Es muy probable.

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