La fuerza centrípeta de Rakitic en el Sevilla actual es arrolladora. Todo gira en torno al capitán, líder y máximo goleador del equipo. El jugador suizo acaba de firmar el mejor inicio de temporada de su trayectoria en cuanto a números y goles, pese a que tuvo que descansar un par de jornadas por una lesión muscular. Tras el soberbio tanto que marcó en el Santiago Bernabéu, con la pierna izquierda, el internacional croata ya suma 7 goles en la Liga, por los 8 que realizó la pasada campaña. En la Liga Europa, además, lleva otros dos. Parece imposible que no supere de lejos los 11 en total que acumuló el curso pasado, en el que anotó tres en la Copa del Rey. Pero tal es su protagonismo que también centra los debates por su posición.

Desde el principio de esta temporada, Unai Emery no sólo le ha dado todos los galones a Rakitic, en consonancia con la idea de José María del Nido y Monchi, que lo señalaron como el capitán idóneo para liderar el vestuario. El guipuzcoano se ha empeñado desde el verano en construir el edificio de su nuevo Sevilla sobre el pilar de un Rakitic más retrasado en el campo, pero la arquitectura no responde por la influencia negativa que tiene esta decisión en el sistema defensivo.

En los partidos de casa parece lógico que Rakitic actúe en la medular junto a otro medio de cierre. Pero hasta en Nervión el Sevilla ha sufrido muchísimo ante rivales de la zona baja como Almería, Osasuna y Rayo Vallecano, estos dos últimos, además, condicionados por la expulsión de un futbolista. Sin embargo, fuera de casa el edificio se derrumba por la falta de futbolistas más hechos para la contención en el eje. Evidentemente, Rakitic no es el problema, pero Emery no encuentra el empaste del equipo en torno a su líder.