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El regreso del guerrero

  • Dragutinovic ha vuelto con fuerza al equipo gracias a su excelente momento físico y de madurez, como evidenció ante Ahtletic, Real Madrid y Stuttgart · "Sólo soy uno más", dice sobre su destacado papel

En verano, pocos podrían pensar que Dragutinovic iba a configurarse como una de las piezas clave del Sevilla poderoso del actual momento. Si se revisan las crónicas de los especialistas deportivos, todos coinciden en ensalzar su papel en partidos de enjundia. Comenzó a entrar en las rotaciones defensivas, siempre como central zurdo, en Pamplona. Allí cumplió. Luego sobresalió en Bilbao, ante el Real Madrid fue de los mejores, si no el más destacado, y en Stuttgart repitió su exhibición dando además un gol con la falta que remató Squillaci. El viejo guerrero ha vuelto con fuerza, pero de forma callada. El jugador serbio de 33 años es un magnífico profesional, un perfecto hombre de club que sabe cumplir con su papel. "Sólo soy uno más", contesta cuando se le pregunta si se siente importante en el equipo.

Dragutinovic, que tuvo pie y medio en Olympiacos, pertenece a la vieja guardia sevillista y aporta carácter y seguridad. En su actual momento de forma y madurez fue clave el trabajo de pretemporada. Antes de iniciar la concentración de Rota, estuvo en Serbia preparándose específicamente con Assa Petrovic, un preparador físico con el que mantiene una gran relación. Y actualmente está como un toro. El próximo 13 de noviembre cumplirá 34 años: "Me siento como un chaval de 20 años. Yo cuido mucho el apartado físico y así puedo estar jugando hasta los 37 años. Ahora estoy muy bien, rápido, ágil, con anticipación".

El curso pasado lo pasó muy mal. Primero una fascitis plantar y luego una rotura fibrilar en el bíceps femoral las lesiones que minaron su físico y le impidieron cobrar el estado óptimo. Entró a cuentagotas en el equipo y siempre lo hizo a contracorriente. "Hubo periodistas que hablaron muchas cosas sin conocer lo que pasaba". Aun así, aclara que él tenía clara su voluntad: "Nunca, nunca pensé que se me había acabado mi ciclo en el Sevilla. Siempre tuve la confianza del club y quiero agradecérselo al míster, a Monchi, al presidente y, sobre todo, a la afición; me apoyaron en esos malos momentos".

Hay cuerda para rato cuando se habla de este fornido internacional serbio, que avisa: "Cuando termine el Mundial, dejaré la selección. Yo habré cumplido mi papel y viene gente joven empujando por atrás. Entonces me dedicaré sólo al Sevilla".

Dragutinovic siente en el vestuario sevillista la pujanza que había antes y durante la etapa de los títulos. "Hambre hay mucha, e ilusión. Pero siempre hay cosas que mejorar -dice en su afán perfeccionista-. En Stuttgart lo pasamos mal durante 20 minutos. Si nos coge en un momento así el Liverpool o el Chelsea, nos meten 2-0 y se acabó el partido". Y da una de las claves de la difícil aventura europea: "Sobre todo en Europa hay que tener cuidado. Los equipos cambian sus sistemas para afrontar nuestros partidos. El Stuttgart juega con 4-4-2 y situó un 4-3-2-1, con dos mediapuntas, para hacernos daño. Eso hay que mejorarlo".

Fiel a la filosofía de un club que prefiere dar los pasos uno detrás de otro, no quiere anticipar acontecimientos. Eso sí, tiene muy clara una cosa, su familia está encantada en Sevilla: "Lo que es seguro es que me voy a quedar a vivir aquí cuando me retire. Cumplo contrato en 2011, y si el club quiere, se hablará o no de renovar".

Mientras llega ese momento, forma parte de una defensa hasta ahora segurísima, juegue quien juegue, incluido Javi Varas: "Ha demostrado que hay portero de garantías. Hay portero de futuro en el Sevilla". Lacónico y taxativo. Así es Dragutinovic, como en el campo.

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