Alemania da el último adiós este sábado a las  21 víctimas mortales de la estampida humana que tuvo lugar el pasado sábado en el festival tecno Love Parade con una ceremonia oficial de luto en la iglesia del Salvador en Duisburgo, el principal templo evangélico de la ciudad. 

La canciller Angela Merkel, el presidente Christian Wulff, el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, el presidente del  Bundestag, Norbert Lammert, y Hannelore Kraft, la jefa de gobierno del estado de Renania del Norte Westfalia, al que pertenece Duisburgo, estuvieron presentes en la misa ecuménica, que comenzó a  las 11:00.

Las campanas de todas las iglesias de la ciudad, conmocionada por la tragedia, repicaron a la vez antes de que diese comienzo el  funeral, que según representantes de la ciudad, será seguido por una cifra de entre 10.000 y 100.000 personas. 

Mientras tocaban las campanas, la ciudad entera guardó un minuto de silencio por las 21 víctimas de la tragedia, entre las que se  encuentran dos estudiantes españolas de 22 años que acababan de  terminar un intercambio con una beca Erasmus en la Universidad de  Münster. 

En la iglesia del Salvador sólo pudieron entrar unas 500 personas, únicamente familiares y allegados, representantes de la política y  sociedad alemanas, agentes de seguridad y servicios médicos. 

Las decenas de miles de ciudadanos que quisieron seguir el acto lo hicieron desde las pantallas colocadas en el resto de iglesias de la  ciudad, así como en un estadio de fútbol cercano, que según las  autoridades locales se llenará con 25.000 personas.  Además, la misa fue retransmitida en directo por el principal canal de televisión pública del país, ARD, y otras cadenas privadas. 

El que no asistió al funeral fue el alcalde de Duisburgo, el  cristianodemócrata Adolf Sauerland, sobre el que cada día aumentan las peticiones de dimisión. El conservador es cuestionado por los organizadores, la policía y las autoridades políticas, pero se niega a abandonar su cargo. 

La Love Parade acabó en tragedia cuando el único acceso al escenario principal, un túnel, se vio abarrotado de gente que,  asustada, provocó una estampida en la que murieron 21 personas  asfixiadas y más de 500 resultaron heridas. 

La mañana de este sábado, antes de la ceremonia religiosa se colocaron en el  lugar de la tragedia coronas de flores enviadas por Merkel, Wulff y  otros representantes del Estado alemán.