El subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios, John Holmes, dijo que la cifra de muertes por el conflicto que sufre la región sudanesa de Darfur puede haber aumentado a 300.000.

El Gobierno sudanés, por su parte, rebaja el número de víctimas a menos de 10.000.

Holmes ofreció esa estimación en una comparecencia ante el Consejo de Seguridad en la que presentó un resumen "desalentador" de la grave situación humanitaria en la región.

"Un estudio en 2006 sugirió que 200.000 personas habían perdido la vida debido a los efectos combinados del conflicto. Esa cifra deber ser hoy mayor, tal vez se le ha agregado la mitad", afirmó.

Holmes se declaró "triste y furioso" porque cinco años después del estallido de las hostilidades entre los rebeldes de Darfur y el Gobierno de Jartum "no se ha encontrado una solución duradera para el sufrimiento de millones de hombres, niños y mujeres".

Añadió que, según sus cálculos, 4,27 millones de los 6 millones de habitantes de Darfur "se han visto gravemente afectados por el conflicto".

Unos 2,45 millones son desplazados internos y otros 260.000 han buscado refugio en los países vecinos de Chad y República Centroafricana.

Holmes dijo que la situación "sigue igual de desalentadora" que cuando hace un año presentó al máximo órgano de Naciones Unidas su anterior evaluación sobre la situación humanitaria en Darfur.

Destacó que el repunte de la violencia obligó a otros 100.000 civiles a abandonar sus hogares en los primeros cuatro meses de 2008.

Culpó al grupo rebelde del Movimiento Justicia e Igualdad (JEM) de haber emprendo la nueva ola de violencia con ataques a instalaciones gubernamentales desde poblaciones civiles.

Al mismo tiempo, criticó al Gobierno sudanés por no diferenciar en su respuesta entre los objetivos militares y civiles, además de emplear las milicias "yanyauid" (pro árabes) para "aterrorizar" a la población.

"Darfur sigue caracterizándose por la inseguridad, la ausencia de legalidad y la impunidad", afirmó.

El alto cargo de la ONU denunció que la comunidad de organizaciones humanitarias "se ha vuelto ella misma un objetivo de la violencia".

Sólo desde enero han sido secuestrados 106 vehículos, asaltadas 42 instalaciones y asesinado un contratista del Programa Mundial de Alimentos, sin contar que hay 26 conductores desaparecidos.

Holmes identificó a los grupos rebeldes y personas vinculados a ellos como responsables de estos actos de violencia.

También citó las restricciones e impedimentos que las fuerzas de seguridad sudanesas imponen a quienes tratan de proporcionar ayuda a los campos de refugiados.

En una posterior rueda de prensa, Holmes precisó que la cifra de 300.000 muertos no obedece a un nuevo estudio y que es más bien "una extrapolación razonable".

El embajador sudanés ante la ONU, Abdalmahmood Abdalhaleem, rechazó esos cálculos de víctimas ofrecidos por el Holmes, al que acusó de "dramatizar" y de "falta de profesionalismo".

"La muerte de un solo sudanés es lamentable, pero nuestros números indican que no pasan de 10.000", afirmó el embajador.

Consideró que las críticas contra la actuación de su Gobierno en Darfur provienen de "algunos grupos para los que el día más triste será cuando se termine este conflicto, que han convertido en un sustento".