Sociedad

Los rectores ven “imposible” que una universidad española se sitúe hoy entre las 100 mejores

  • "Hablar de captación y retención del talento o de internacionalización más que una quimera podría ser un insulto a la inteligencia", afirma el presidente de la CRUE y rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez

Javier Roglá, consejero delegado de Universia; José Carlos Gómez, presidente de la CRUE; Ana Botín, presidenta de Banco Santander.

Javier Roglá, consejero delegado de Universia; José Carlos Gómez, presidente de la CRUE; Ana Botín, presidenta de Banco Santander. / José Ramón Ladra

La universidad española sigue reponiéndose del latigazo que supuso la gran recesión para su financiación. Pese a la recuperación económica, aún no ha recuperado el nivel de 2008. Un ejemplo de su carestía es que mientras que la Universidad de Stanford, una de las primeras del mundo en todos los ránkings académicos, cuenta con un gasto medio por alumno por encima de los 100.000 euros, este indicador se queda por debajo de los 6.000 euros por alumno en el caso de las universidades españolas.

Son datos aportados por el rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez, quien intervino en la junta de accionistas de Universia celebrada este jueves en Madrid en calidad de de presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), cargo que asumió hace menos de un mes.

“Hemos cometido la grave equivocación de afrontar la crisis disminuyendo la financiación de la investigación y de las universidades, y hemos perdido músculo frente a otros sistemas universitarios que han tenido una situación diferente”, explicó José Carlos Gómez, que incidió en que así “es imposible” que una universidad española se sitúe hoy “entre las 100 mejores del mundo”.

En su opinión, recuperar la financiación previa a la crisis “no será fácil, pero no es imposible”. “Todos tenemos muy claro que el único camino para este país es apostar por el capital intelectual y humano”, manifestó el presidente de la CRUE, que recordó que las universidades españolas han realizado “un enorme sacrificio” y ahora “necesita oxígeno”. “Hablar ahora de sociedad del conocimiento, de captación y retención del talento o de internacionalización de las universidades más que una quimera podría ser un insulto a la inteligencia”, lamentó.

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