Sanidad

El teléfono 024 para la prevención del suicidio incluirá un chat para que la gente joven acuda

La ministra de Sanidad, Carolina Darias.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias. / Jesús Hellín (EP)

Iniciativas como el teléfono de la esperanza o el 024, que incorporará un chat, pueden ayudar a las personas con conductas suicidas, pero lo que hay que prevenir es precisamente que "se llame a ese teléfono" y enseñar a las familias a reaccionar ante cualquier señal ante las que "no saben qué hacer".

Por eso, la educación, el aprender a decirlo y ponerle nombre se presenta como uno de los antídotos para acabar con este problema de salud pública que provoca una muerte cada 11 minutos y que en estos momentos acecha cada vez más al grupo de población de niños y adolescentes.

Así lo han puesto de manifiesto familiares y supervivientes en presencia de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, en el II Encuentro sobre Retos frente a la Depresión y el Suicidio Dar Voz al Silencio que se ha celebrado este viernes en vísperas de la conmemoración de Día Mundial de Prevención del Suicidio.

"Mi primer intento de suicidio nunca pensé que fuera un intento de suicidio porque no lo conseguí". Así ha iniciado su relato la joven Alba Ruipérez durante la mesa redonda Necesidades de la población joven en salud mental para la prevención del suicido.

La artista, una de las protagonistas del documental La palabra maldita, del cineasta Javier Álvarez Solís, ha centrado su mensaje en la necesidad de la educación, de forma que los profesores puedan identificar cualquier señal de bullying y a su vez los niños y adolescentes aprendan a expresarse.

A ella le costaba "mucho, porque muchas veces cuesta mucho llegar a explicarse como quisieras". "Nadie sabía que había intentado suicidarme una vez, nadie sabía que me sentía mal pero yo continuaba y continuaba haciendo cosas".

En su caso, encontró en la performance y las bellas artes la forma de hacerlo. "Encontré mi forma de hablar", asegura, aunque más aún que con el arte, le sirvió rodearse de "esas personas que lo comprenden, que comprenden el arte de pasarlo mal, de escuchar", tener "la fortuna de contar con alguien cerca y que tu entorno sea calmado y puedas decir en un momento dado 'se me está moviendo el suelo'". "Decirlo calma", ha resumido.

En su opinión, el 024 o el teléfono de la esperanza "están muy bien" pero "nadie sabe lo complicado que es en ese momento coger un teléfono y llamar. Lo que hay que prevenir es que se llame a ese teléfono", ha zanjado.

"Hay muchos teléfonos, muchas series, pero lo importante es la educación" porque además "no se trata sólo de un día como el de la prevención del suicidio, hace falta mucho más para que un joven pueda tener una mano si no sabe donde acudir".

Alba tiene dos sobrinas pequeñas a las que ha escrito sendas cartas por sus cumpleaños y las ha guardado en un cofre cuya llave no se la dará hasta que "puedan entender esas palabras".

Y lo que pone es que "siempre intenten por favor localizar, ver, darse cuenta de si alguien se está haciendo daño y si alguien les está haciendo sentirse mal, que se lo digan a papá, mamá o a quien más confianza tengan". "Hay que intentar siempre rodearse de gente que trasmitiera calma", ha concluido.

Dolors López, coordinadora y desarrolladora del Plan de Formación del Profesorado en prevención, detección e intervención del suicidio de la Conselleria de Educación de Valencia y autora del libro Te nombro, perdió a su única hija.

"Cuando una persona se suicida, la familia queda absolutamente destrozada, no sabe que hacer delante de unas señales que percibe", ha ilustrado. "Una familia sola no puede parar un suicidio".

En la Comunidad Valenciana llevan ya cuatro años formando al profesorado en estrategias de detección, prevención e intervención ante el incremento notable de las conductas suicidas o incluso intentos de suicidio entre los adolescentes.

Según Carmen Molina, directora de sensibilización y políticas de infancia en Unicef España, el 13% de los niños en el mundo tiene un problema de salud mental; en el 40% de los casos, ansiedad y depresión. El momento para atajar el suicidio, ha resaltado, es a partir de los 10 años.

"Hay hospitales que hablan de un aumento del intento de suicidios en jóvenes de hasta cuatro veces", ha señalado Alejandro de la Torre, investigador principal del Grupo de Investigación en Epidemiología Psiquiátrica y Salud Mental (EPISAM) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

De la Torre ha apuntado también que uno de cada tres adolescentes con este tipo de conductas se ha cortado o provocado autolesiones "para expresar sus emociones", sin olvidar determinados trastornos como de la conducta alimentaria". "Estamos ante un caldo de cultivo complicado", ha advertido.

"En las escuelas es donde hay que empezar este trabajo en gestión de frustración de los problemas propios, qué hacer cuando me siento triste y angustiado y que no tiene que ser cortarme o hacerme daño", ha añadido Celso Arango, jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y adolescente del Hospital Universitario Gregorio Marañón.

Pero aunque el 024 "es una medida que ha demostrado ser eficiente y coste-eficiente para reducir el suicidio a nivel mundial", eso no significa que lo sea para toda la población: "Los niños y adolescentes no usan el teléfono y por eso hay que abordar la prevención de otros ámbitos como la escuela".

El teléfono 024, que desde mayo ha recibido más de 46.000 llamadas, un tercio de las cuales han sido efectuadas por menores de 30 años, incorporará un servicio de chat para que "la gente joven acuda".

Así lo ha señalado Darias, que no ha especificado cuándo ni cómo entrará en funcionamiento este servicio, pero sí que está pensado principalmente para adolescentes que usan más este medio.

Darias ha recordado que este teléfono, que empezó a funcionar el pasado 10 de mayo, ha atendido más de 43.000 personas que "quieren dejar de sufrir", se han derivado más de 1.700 a servicios de emergencias 112 y se han detectado más de 700 suicidios en curso.

Entre los demandantes, hay más mujeres que hombres, y tres de cada diez son menores de 30 años; además, muchas de esas llamadas son de profesores que piden pautas y herramientas para intervenir y ayudar a la población adolescente.

Asimismo, la ministra ha reiterado que se está trabajando en la elaboración de Códigos de Conducta Riesgo de atención a la conducta suicida para seguir avanzando y poner herramientas que permitan prevenir esos comportamientos porque del suicidio hay que "saber que existe, destaparlo, abrirlo y enfrentarlo".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios