Sociedad

El crudo vertido por BP entró en la cadena alimenticia

  • Un equipo de científicos investigó adónde fue a parar el crudo que, según las autoridades federales, se quemó, evaporó o descompuso por procesos naturales.

Los más de 4,9 millones de barriles de crudo que se derramaron en el Golfo de México tras el hundimiento de la plataforma de BP entraron rápidamente en la cadena alimenticia gracias a la acción de las bacterias submarinas, según un estudio.

Los científicos del Dauphin Island Sea Lab (DISL, por sus siglas en inglés) de Alabama (EEUU), se propusieron dar respuesta a una de las preguntas que más ha sonado desde que el hundimiento de la plataforma de BP en el Golfo provocó el vertido del pasado 20 de abril: "¿Dónde ha ido a parar el petróleo que se derramó?". Sus conclusiones, publicadas en la revista científica Environmental Research Letters, pueden resumirse en una línea: el crudo se transformó en comida.

"El mensaje que tenemos es que una proporción muy grande del petróleo tiene que haber sido consumida por microbios, que a su vez son comida para otros organismos más grandes", dice en el estudio el doctor Monty Graham, su principal autor. "En general, parece que las bacterias acudieron al rescate del petróleo a medida que se acercaba a la costa, y lo convirtieron en comida", añade.

Graham y su equipo llegaron a esta conclusión tras comprobar que los organismos animales que se alimentan de plancton mostraban una cantidad mayor de un isótopo de carbono ligero que de otros más pesados, lo que les condujo a pensar que el carbono del que se nutrían procedía del petróleo. Según estos investigadores, el crudo contiene un porcentaje mayor de isótopos de carbono 12 que de carbono 13, que son más pesados.

Para analizar la dieta de la fauna marina del Golfo, los científicos usaron redes especiales para tomar muestras del plancton en cuatro localizaciones entre las aguas más superficiales de la costa de Alabama y otras moderadamente profundas. Las partículas de petróleo que ingirieron las bacterias fueron el banquete de minúsculos organismos unicelulares llamados nanoflagelados, que a su vez fueron devorados por ciliatos, que apenas miden unos milímetros. El relevo lo tomaron unos pequeños crustáceos llamados copépodos y otros organismos de tamaño suficiente para convertirse en sustento de una gran variedad de fauna marina, desde cangrejos hasta ballenas.

El estudio no analizó, sin embargo, la presencia de materiales tóxicos en el plancton y en los organismos que se alimentaban de él, en los que sólo observó la presencia de isótopos de carbono. El examen tóxico corre a cargo de otros investigadores que participan, como el equipo de Graham, en el programa federal de Estados Unidos para comprobar los daños a los recursos naturales. La investigación del DISL se llevó a cabo con fondos de la Fundación Nacional de Ciencia, el Departamento de Conservación y Recursos Naturales del estado de Alabama y la Iniciativa para la Investigación del Golfo impulsada por la propia petrolera BP.

El mensaje de las autoridades federales de que un 75 por ciento del petróleo expulsado al océano durante el vertido se había quemado, evaporado o descompuesto por procesos naturales fue la principal motivación del equipo de Graham, que se propuso descubrir adónde había ido realmente a parar. "En un vertido de esta magnitud, el hecho de que el petróleo desapareciera tan rápidamente hizo que a mucha gente le incomodara el uso sin precedentes de dispersantes químicos para convertir el petróleo que flotaba en la superficie en micro partículas en el agua", señala Graham.

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