Opinión

El valor de las personas en el proceso de la distribución alimentaria

  • Las persianas que cada día se suben a las 9.00 horas se activan gracias a un engranaje muy complejo que mueven alrededor de 300.000 personas

Trabajador de un supermercado.

Trabajador de un supermercado.

En España existen 23.000 supermercados y establecimientos mayoristas. Las persianas que cada día se suben a las 9.00 horas se activan gracias a un engranaje muy complejo que mueven alrededor de 300.000 personas. Muchas de ellas se hicieron visibles durante la pandemia cuando, desde la primera línea del servicio al consumidor, se convirtieron en “los héroes del barrio, nuestros vecinos del supermercado”. Allí estuvieron y allí siguen, aunque no sean los protagonistas de ninguna serie de televisión o, aunque pocos políticos busquen hacerse fotos con ellos en campaña electoral.

Cuando hablamos de “el valor de lo nuestro”, pocas veces se llama la atención sobre “el valor de las personas”. Y, por ello, es bueno recordar que la profesión de “tendero” o “comerciante” es esencial para la sociedad. Gracias a estos profesionales, a su compromiso, a su experiencia y a su saber hacer, se han conseguido logros extraordinarios. Uno de ellos se produce diariamente y no es otro que cualquier consumidor, viva donde viva, encuentre muy cerca de su casa un surtido de alimentación completo, seguro, variado y a precios competitivos.

La distribución de alimentación y gran consumo es un sector muy intensivo en empleo. Esta fuerza de trabajo profesional, extensa, estable y motivada es uno de los pilares que sostienen la estructura de distribución alimentaria en España, una de las más eficientes de Europa. La transformación del sector en España hacia un modelo equilibrado, competitivo, innovador y con un enfoque centrado en el consumidor ha sido llevado a cabo gracias a decisiones empresariales inteligentes y valientes y a una fuerza de trabajo comprometida y cada vez más especializada. Por ello, la importancia para la economía y para la sociedad de las profesiones asociadas a la distribución alimentaria merecen que éstas reciban el máximo reconocimiento social.

El comercio -y la distribución alimentaria- es una pieza clave para alcanzar las ambiciones en materia de medioambiente y de digitalización que tenemos

Mirando hacia el futuro, el comercio en su conjunto -y también la distribución alimentaria- es una pieza importantísima para alcanzar las grandes ambiciones en materia de medioambiente y de digitalización que nos hemos propuesto los europeos. ¿Cómo lograr el cambio sin profesionales bien formados en dichas habilidades en todas las áreas de la distribución, desde la dirección a la tienda? La importancia del comercio para la sociedad en las transformaciones que están por llegar es tan grande que ya se buscan profesionales con capacidad para manejar el cambio, para aprender constantemente, para tener un pensamiento crítico, para solucionar problemas y para ser creativos.

¿Alguien duda todavía que estas competencias han sido sobradamente demostradas durante los días más duros de la pandemia por todos y cada uno de los trabajadores de los supermercados? Su extraordinario esfuerzo durante aquellos días -y durante las diferentes crisis a las que nos hemos enfrentado desde entonces- debe ser reconocido como parte de la confianza de lo que serán capaces de hacer en el futuro. Y, además, debe ser apoyado con más y mejor formación y con más y mejor reconocimiento social. Los grandes retos que, como sociedad, tenemos por delante hacen que éste sea un objetivo estratégico para las organizaciones del retail.

¿Alguien duda todavía que estas competencias se demostraron durante los días más duros de la pandemia por los trabajadores de los supermercados?

Recientemente, y en este mismo sentido, EuroCommerce, la organización representativa del comercio en Europa, ha elaborado el documento “Pact for Skills Retail Ecosystem” –el ecosistema del retail en el Pacto por la Formación- en el que, entre otras cosas, destaca la necesidad de elevar el reconocimiento social de las profesiones asociadas al comercio a través de la actualización de la formación que conduce a ellas en todos los niveles educativos y también del aprendizaje continuo.

En conclusión, la actividad social de la distribución alimentaria tiene dos grandes áreas: el servicio al consumidor y la creación de riqueza y de empleo directo e indirecto en las zonas en que las empresas operan. En ambos casos, las personas son el centro de la actividad de la distribución alimentaria y constituyen nuestro gran valor.

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