San Fernando

50 años de un comercio de siempre: aniversario en la corsetería Zady de San Fernando

Pilar Rodríguez Torrejón, en su establecimiento.

Pilar Rodríguez Torrejón, en su establecimiento. / D.C. (San Fernando)

Que un comercio cumpla medio siglo de vida no suele ser nada corriente hoy en día. Lo habitual, de hecho, es ver cómo echa la baraja ante la enésima crisis económica o ante el auge imparable de las compras por internet. Así que cuando una modesta tienda, de esas de toda la vida, llega a los 50 es todo un acontecimiento.

Porque el comercio tradicional –ese que se reparte por las calles dando vida al centro, el de los antiguos mostradores de madera y las estanterías repletas de cajas custodiando el género, el de los dependientes que conocen por su nombre a clientes que vuelven cada vez que necesitan comprar porque se sienten satisfechos– es de esas cosas que más define a una ciudad.

En la gloriosa Isla de hace unas décadas lo hacía casi tanto como la Armada, la Bazán o la Fábrica de San Carlos. Pero eso eran otros tiempos, claro.

La corsetería Zady se encuentra en ese selecto grupo de establecimientos que ha conseguido la heroicidad de llegar a los 50 años abiertos ininterrumpidamente, que no es poco. Lo hará dentro de unas cuantas semanas. El antiguo certificado sanitario que antaño hacía falta para abrir un negocio fija su apertura a principios de mayo de 1973, en un pequeño local de la calle Malaspina, cerca de la avenida Manuel de Falla.

"Estábamos justo frente al colegio", apunta Pilar Rodríguez Torrejón, la mujer que ha estado detrás del mostrador y al frente del negocio a lo largo de estas cinco décadas en las que se ha convertido también en una de las comerciantes más destacadas de la localidad.

De hecho, Acosafe, la Asociación de Comerciantes de San Fernando, reconoció el año pasado su trayectoria en el sector con motivo del Día de la Mujer. Aunque, en realidad, su historia comienza cinco años antes de aquella apertura de la Corstería Zady: "Con 14 años empecé ya en Jisol, cuando abrí en Malaspina tenía 19 años", explica.

En Jisol, por cierto, fue donde conoció a su marido, Manolo Martínez, que llegaría a ser presidente de los comerciantes isleños hará dos décadas, a principios de siglo. 

Luego llegaría la tienda de la calle Real, a la altura de San Francisco, que en sus buenos momentos –se dice– era uno de los comercios de La Isla en los que siempre había cola de gente a la espera para ser atendida. Y más tarde, el negocio ubicado en la esquina de Colón con San Rafael, que es el que hoy continúa en activo. Porque, aunque ambos –el de Real y el de San Rafael– estuvieron abiertos simultáneamente durante muchos años, las consecuencias de la crisis financiera de 2008 hizo que cerraran uno de los dos locales.

Ese ha sido uno de los momentos malos de estos 50 años. Otro –recuerda– fue cuando en 1992 abrió Bahía Sur, que hizo que durante un tiempo las ventas del comercio tradicional cayeran en picado.

La comerciante Pilar Rodríguez Torrejón, en la corsetería Zady, que ahora se dispone a cumplir 50 años. La comerciante Pilar Rodríguez Torrejón, en la corsetería Zady, que ahora se dispone a cumplir 50 años.

La comerciante Pilar Rodríguez Torrejón, en la corsetería Zady, que ahora se dispone a cumplir 50 años. / D.C. (San Fernando)

"Ahora me he quedado sola"

"Ahora me he quedado sola. No hay otra corsetería. No como ésta, con las marcas que yo trabajo, con buenas calidades... Hasta El Corte Inglés (su principal competidor durante años) se ha ido", dice al aludir al perfil de esa clientela que, precisamente, sigue buscando eso: la calidad de la prenda.

Ahora –reconoce– el problema del comercio son las ventas por internet, "que es lo que está haciendo que cierren muchos negocios, porque la juventud compra así". En su caso, al menos, este tema que trae de cabeza al sector entero no le afecta demasiado. Es un género que la gente prefiere comprar en tienda, no se nota demasiado el impacto de lo digital. "Y para tener una corsetería en condiciones hacen falta muchos años, es algo que requiere de tiempo, de experiencia y precisa tener de mucha mercancía, que es una inversión claro", explica también Pilar.

Puede que en estos tiempos todavía sorprenda pero a esta corsetería isleña –cuenta– vienen todos los años a comprar clientes de afuera que veranean en La Barrosa y su entorno –los bañadores son, por ejemplo, otra de las apuestas del negocio– porque buscan ese producto de calidad. Casi recuerda a esos tiempos en los que La Isla era el epicentro del comercio de toda la Bahía y venía gente todas partes a comprar a sus establecimientos, comenta. Como si algo de aquello quedara todavía en estos veteranos establecimientos que siguen abiertos contra viento y marea.

Durante este medio siglo con el negocio en activo, Pilar ha sorteado las crisis y los malos momentos siendo siempre fiel al estilo que imprimió a su negocio: "He seguido siempre con mis marcas, con mis precios... Porque si barateas todavía hay más competencia por abajo", dice. Así, afirma, ha ido capeando los temporales, con clientes de siempre "y otros nuevos que siempre vienen" pero, sobre todo, con un negocio que ha conseguido tener una marca muy definida.

Madre de cuatro hijos –una semana después de dar a luz ya estaba de nuevo detrás del mostrador, dice– sigue enamorada de su trabajo –optó por la jubilación activa– y confía en que la Corsetería Zady tenga todavía una larga vida por delante más allá de este medio siglo de vida que se dispone ahora a cumplir.

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