Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

San Fernando

Acuerdo con Defensa: los polvorines de Punta Cantera en San Fernando, un paseo con historia y futuro

Polvorines de Fadricas.

Polvorines de Fadricas. / Julio González (San Fernando)

De los polvorines de Fadricas se dice que son los otros suelos 'de oro' de La Isla. Los otros porque los que siempre han acaparado la atención en esas negociaciones que el Ayuntamiento y el Ministerio de Defensa han mantenido a lo largo de los últimos 30 años son siempre los de Camposoto, por su proximidad a la playa y, por ende, por el potencial que encierran para afrontar ese desarrollo turístico que San Fernando nunca ha llegado a tener.

Sin embargo, esta bolsa de suelo de medio millón de metros cuadrados que se extiende desde Caño Herrera –el centro comercial Bahía Sur– hasta la misma playa de La Casería brinda también enormes posibilidades y la oportunidad de afrontar en los próximos años –con un modelo acertado e inteligente– el mayor desarrollo urbanístico de la Bahía.

El Ayuntamiento isleño acaba de anunciar el acuerdo alcanzado con el Ministerio de Defensa –todavía pendiente de firma– para comprar por 428.000 euros su parte del suelo, que constituye aproximadamente el 40% de todo el conjunto, algo más de 192.000 metros cuadrados.

Pero se trata, eso sí, de la zona donde radica el conjunto histórico de Punta Cantera y donde se emplazan los polvorines. La parte, precisamente, que bordea la línea de costa desde Bahía Sur hasta llegar a La Casería y que ofrece las que se dice también que son las mejores vistas de la Bahía. Son, claro está, terrenos asentados en zona de dominio público marítimo terrestre o afectados por la franja de servidumbre, a lo que se suma además la elevada protección patrimonial que recae sobre el conjunto de los polvorines en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que se suma a la de Punta Cantera, catalogada –como todo el conjunto de baterías históricas que rodean el municipio– como Bien de Interés Cultural (BIC).

Así que, evidentemente, en estos 192.000 metros cuadrados se excluye de entrada todo desarrollo residencial, que se concentrará en la otra parte de los suelos, la que está en mano de los reversionistas –familia Vela de la Flor– y otros pequeños propietarios.

Aunque lejos de suponer un inconveniente, eso hace todavía más atractivos los terrenos de Punta Cantera y los polvorines, que además el Ayuntamiento isleño se ha propuesto como meta a desarrollar a lo largo del próximo mandato. Un simple paseo por la zona desde Bahía Sur a la playa de La Casería o viceversa da sobradas muestras de su enorme potencial como ruta verde, para espacios de ocio y esparcimiento, hostelería, cultura... Las posibilidades que encierra son muchas.

Como sendero oficioso, además, lleva ya varios años siendo utilizado a diario por los isleños, que han sumado este singular paseo a sus habituales rutas por La Isla. Los polvorines están sin uso desde 2001 y llevan un par de décadas desafectados, aunque todavía hoy siguen siendo titularidad de Defensa. Eso, no obstante, no ha impedido que los ciudadanos –para andar, para hacer deporte o para pasear al perro...– se adentren en estos terrenos que llevan años sumidos en un completo abandono y así disfrutar del paisaje, las vistas y, por supuesto, de un entorno que sigue teniendo un gran encanto. Porque el sitio además –a pesar de todos esos años que arrastra sin actividad– engancha, de eso no cabe duda.

Siempre, de hecho, en anteriores tentativas para desarrollar esos suelos, se ha hablado de un corredor verde que enlace Caño Herrera y Bahía Sur por la línea de costa, lo que encaja con su servidumbres y la protección del conjunto.

Muy deteriorado a causa del paso del tiempo y del embate del mar resiste el denominado espigón de Punta Cantera perteneciente al denominado muelle desde el que se embarcaba la pólvora del Rey durante los siglos XVIII y XIX. Así lo relata el investigador Miguel Ángel López Moreno en su libro La heredad de Fadrique y en su blog La web del Milano, desde el que se ha dedicado en los últimos 20 años a resaltar la enorme valía e importancia patrimonial del conjunto y a insistir en su recuperación y protección.

El espigón se rodea además de unas bellísimas murallas fechadas en la misma época. Hoy día todo está rodeado de la profusa maleza que ha crecido alrededor y el deterioro ha hecho especialmente mella en la parte más histórica, que resiste a duras penas.

Aunque eso no impide apreciar algunas curiosidades, como la inscripción grabada en una de las paredes que hace casi 200 años dejó un soldado francés de los denominados Cien Mil Hijos de San Luis que participó en el sitio de Cádiz que puso fin al Trienio Liberal: Debreuille 1825 puede leerse todavía en lo que queda del muelle en un mensaje que cruza la friolera de dos siglos para dar buena cuenta de la relevancia histórica de Fadricas.

El conjunto histórico cuenta también con restos de otro histórico embarcadero desde el que se proveía a las flotas de ultramar, los restos del Lazareto de Infante e, incluso, un alfar romano del siglo I que todavía está pendiente de excavar, según relata López Moreno en sus investigaciones, accesibles en su web.

Y a todo eso se suma, por otro lado, el importante conjunto de los polvorines: los más antiguos, de 1730; los más modernos, de 1975. Son hasta 26 en total, de distintos tipos y fechas. Repletos de pintadas de todo tipo, maleza y basura, se reparten frente al borde litoral. Su uso viene además a ser una de las claves de ese pretendido desarrollo que el Ayuntamiento isleño quiere llevar a cabo a lo largo de los próximos cuatro años, como aventuró la alcaldesa, Patricia Cavada, el día que dio a conocer el acuerdo alcanzado con el Ministerio de Defensa.

No será nada fácil definirlo en el futuro proyecto, admitió. Porque siempre que se ha hablado de los polvorines la idea que se ha puesto sobre la mesa es la de darles uso como establecimientos de hostelería, locales de ocio o espacios para la cultura, lo que permitiría dar un enorme plus a ese desarrollo que se persigue en una primera fase.

Pero sobre todo el conjunto –los polvorines históricos y también los más modernos del siglo XX– recae un importante grado de protección a lo que hay que sumar el peculiar diseño arquitectónico planteado para estas construcciones, pensadas para almacenar y no para ser utilizadas por personas. Así que es algo que entraña cierta complejidad. Aún así, la regidora apeló a la creatividad para dar soluciones imaginativas a la hora de concretar ese uso que se quiere dar a la red de polvorines que se extiende por todo Fadricas y que tendrá que ser compatible con las servidumbres y protección que arrastra el conjunto.

Hace casi 22 años que Defensa dejó sin uso estas instalaciones militares coincidiendo con cierta apertura en las negociaciones que mantenía con el Ayuntamiento isleño y que dieron lugar al sonado protocolo de intenciones de 2002. Son más de dos décadas las que este conjunto –y también La Isla– lleva a la espera de que llegara el momento de un prometedor desarrollo que se ha rozado hasta en dos ocasiones aunque en ambas se ha frustrado. Ahora se espera que sea la definitiva.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios