Tecnología

¿Son fiables los traductores on line?

  • En la Red hay numerosos servicios que ofrecen ayuda con los idiomas extranjeros, pero no podemos fiarnos de ellos totalmente, sobre todo si no conocemos el idioma al que estamos traduciendo.

Tenemos por delante un texto en un idioma extranjero: bastan un par de clics en internet para encontrar una traducción en un castellano inteligible y lista para imprimir. Bueno sería perfecto si fuera cierto, pero los servicios de traducción on line están aún lejos de tal perfección. En la web se puede hallar de todo, incluso en materia de idiomas. Pero no se puede confiar en todo lo que nos proporcionan los traductores on line. Porque el resultado puede ser incomprensible o, en el mejor de los casos, un divertido galimatías. Pese a ello, podemos aprovechar bien estos servicios si seguimos algunas reglas.

El primer servicio gratuito de traducción automática fue Babel Fish, llamado hoy Bing Translator, y que ofrece unos 40 idiomas. También Google, con su Traductor, está presente desde hace ya mucho en el sector y ofrece hasta 60 idiomas, incluyendo las principales lenguas europeas y asiáticas. Junto a estos, existen también otros muchos servicios gratuitos de traducción automática, desde Apertium hasta WorldLingo.

La Asociación alemana de Intérpretes y Traductores (BDÜ) realizó el pasado octubre una prueba de calidad de las traducciones on line en comparación con el Traductor de Google. El resultado fue que estos servicios soportaban las recetas, los artículos periodísticos o las instrucciones de uso sometidas a traducción, pero el lector tenía que interpretar muchas cosas y algunas quedaban incomprensibles. Estos servicios, según la BDÜ, tropezaban sobre todo con conceptos como la ironía, el sarcasmo y la ambigüedad. Las máquinas de traducción no lograban entender el contexto de una frase y elegir las palabras relacionadas con él.

Pero aunque ninguno de estos servicios entregara traducciones limpias o, al menos, comprensibles, el resultado era en todo caso utilizable. El usuario debe distinguir entre una traducción de una lengua extranjera a otra que él conoce y una traducción de un idioma conocido a otro extranjero, señala Uwe Reinke, profesor de idiomas y tecnología de traducción en la Universidad Técnica de Colonia. "Hay que evitar en lo posible traducciones en un idioma que no se entiende", aconseja el experto. Porque, en tal caso, el usuario no está en condiciones de apreciar el resultado de la traducción. Si la traducción debe ser una comunicación a otra persona, puede provocar risa y, en el peor de los casos, malentendidos e incluso enfado. "En esos casos, lo mejor es enviar el texto en español para que el destinatario mismo lo traduzca a su idioma materno", recomienda Reinke.

Una traducción automática en el idioma propio sí es aconsejable. Al traducir un texto a la lengua natal o a un idioma extranjero conocido por el usuario, los errores serán evidentes, pese a que pueda haber errores de traducción al propio idioma que pasen desapercibidos. Es por ello que los expertos aconsejan aquí mucho cuidado. "Una traducción automática sólo es recomendable para personas que no conocen un idioma y que, pese a ello, quieran entender el contenido de un texto a grandes líneas", resume Norma Kessler, traductora de la asociación BDÜ.

Los traductores on line pueden también servir perfectamente para uso privado o para una primera apreciación de un texto. Donde hay que poner cuidado es cuando se trata de textos oficiales o comerciales. Correspondencia traducida automáticamente puede no ser tomada en serio. La traducción de contratos mediante una máquina tampoco es aconsejable sin mediar las correcciones de una persona que conozca el idioma, sobre todo por la comprensión del texto y sus implicaciones legales. Si se va a usar un servicio de traducción automática, el texto original debe redactarse, en la medida de lo posible, teniendo en cuenta esa traducción, aconseja Kessler. Las máquinas de traducción ven facilitada su tarea con frases cortas, comprensibles y de estructura simple. Olvídese de las frases en modo pasivo, la ironía o los giros de doble sentido. Estas recomendaciones valen, claro, sólo para traducciones desde el propio idioma a un idioma conocido por el usuario.

Pero en internet hay también recursos para quienes conocen ya a grandes rasgos el idioma de destino y sólo necesitan ayuda para una traducción. Linguee, por ejemplo, es un diccionario multilingüe que ofrece traducciones alternativas. El usuario puede elegir la traducción que más se ajusta o recibe al menos una comprensión rudimentaria del texto, dice Gereon Frahling, fundador del servicio. Este matemático e informático no cree que la máquina llegue a reemplazar algún día a la persona en materia de traducciones. A su juicio, el desarrollo de software de traducción ha llegado ya a sus límites.

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