La segunda temporada de El Puente, programa de #0 en Movistar +, puede verse bajo demanda en la plataforma. Paula Vázquez, que regresó con Fama, a bailar, se ha vuelto a poner al frente en la narración de este original reality de Zeppelin en el que un esfuerzo colectivo, tender un puente, se convierte en premio para sólo uno de los participantes. En esta edición coinciden un mosso y un guardia civil y también una modelo, una estilista africana que llegó a España como inmigrante ilegal o una ama de casa. Para la segunda andadura se ha cambiado el bosque de la Patagonia por la bahía de Halong, en Vietnam.

–¿Cómo resume esta segunda temporada de El Puente?

–Deseando compartir las vivencias. El leitmotiv sigue siendo el mismo: construir un puente entre 15 desconocidos y una vez creador, el ganador obtiene el premio y decide qué hacer con él si repartirlo o no, y si lo hace, decide a quién y qué cantidad, porque no tiene que ser de manera igualitaria. Eso se mantiene pero a mitad de programa se producen unos giros para que no vengan resabiados los concursantes. Con estas novedades los aspirantes verán truncadas las estrategias que venían rumiando y eso va a hacer que el espectador asuma el programa como nuevo, ya que aporta retos distintos.

–¿Era necesario cambiar reglas cuando sólo hay dos ediciones?

–Siempre hay que estar renovando. Otra novedad ha sido tener disponibles los episodios desde el estreno del primero, aunque se irán estrenando también en #0. El Puente está rodado como una superproducción, tanto por las cámaras como por la fotografía del programa. Muchos espectadores lo ven como si fuera ficción.

–¿Cuál es su valoración de la temporada pasada?

–A la gente le ha gustado mucho de la edición anterior la estética del formato, la música y la narrativa de los concursantes, sus historias personales. Ha sido una revolución para los realities en España. Está contando como una película, como cine. Lo de menos es quién ha ganado sino el cómo se cuenta, todo eso con una esencia muy bonita. Yo estoy muy orgullosa de tener dos programas que son realities y que no son sensacionalistas.

–¿Se pueden aprender valores personales con su programa?

–Yo pienso que más que valores lo que pasa es que te ves identificado en alguna persona. Puedes verte reflejado en los momentos más egoístas de algún participantes o en el momento más generoso o luchador. Los conflictos que se crean entre los concursantes es los que se crean a diario.

"El ser humano es egoísta por naturaleza, pero socialmente nos educan para convivir"

–¿El ser humano es bueno por naturaleza?

–No. El ser humano es egoísta por naturaleza pero socialmente nos educan para que podamos convivir... y menos mal.–Como profesional, ¿si tuviera que elegir entre Fama y El Puente qué elegiría? ¿Qué le aporta cada uno?

–Es una decisión muy difícil. No sabría elegir, además no puedo hacer uno sin el otro. Los tres meses que dura Fama son muy intensos, es diario, son muchas horas y es todo como muy comprimido. Y cuando te dan el proyecto de El Puente es al aire libre y donde viajas a Patagonia, Vietnam. Entonces es el equilibrio perfecto para tener una vida sana.

–¿Cómo espectador escogería la misma opción?

–Fama tiene un público más joven y eso me ha hecho acercarme a gente que no me conocía. Aunque yo creo que sería más de ver El Puente a pesar de que me paso el día bailando en casa.

–¿Qué retos televisivos le gustaría asumir de cara al futuro?

–Me gustaría seguir viajando y viendo que es lo que se hace fuera de España, y poder trabajar en proyectos extranjeros. Hace unos meses estuve grabando un programa en Los Ángeles que lo producía Sylvester Stallone y la verdad que la experiencia fue una pasada. Aunque en Movistar me siento muy cómoda y es de las pocas plataformas que se está atreviendo a innovar con lo que siempre ha funcionado