Visto y Oído

Antonio Sempere

Programar

Cómo disfrutaría sacándome de la manga porque sí 'Las chicas de oro'

Cómo me gustaría ser programador de La 2. Hay sueños imposibles, sueños improbables y sueños absurdos. Este de confeccionar parrillas me viene de largo. Si me atreviese a abrir cajas de la infancia, acumuladas en los estantes como Julita Salmerón lo hace en la peli de moda, Muchos hijos, un mono y un castillo, lo que encontraría son precisamente parrillas imaginarias de televisión, pautadas por trimestres, diseñadas cuando yo debía tener no más de diez u once años. Con la llegada de las privadas en 1990 las parrillas televisivas se simplificaron mucho. Ya no había que hacer encaje de bolillos para ofrecer un programa distinto cada día y en cada hora. Se inauguró la parrilla horizontal, todos los días lo mismo. De forma que ahora que han pasado 28 años resulta que es La 2 la única de las cadenas generalistas donde es posible maniobrar con cierta libertad. Sí, lo reconozco, condicionado todavía por las cifras de audiencia, que si la cadena bajase del 2% cortarían la cabeza al responsable. Pero aun así queda margen a la inventiva.

Cómo disfrutaría siendo programador de La 2. Sacándome de la manga, porque sí, la recuperación de la serie Las chicas de oro, íntegra. Sería mi primera repesca de una larga lista. ¿No están emitiendo por las mañanas los 125 capítulos de Cinco hermanos (cosecha de 2009) entre la más soberana indiferencia? Yo aportaría soluciones imaginativas. Este año se agotará, suponemos, el catálogo de las 800 películas que componen la Historia de nuestro cine. Menuda oportunidad se le presenta a la cadena de renovar por completo su horario estelar, el de las diez de la noche, de lunes a viernes. Me temo que no lo harán. Pero menuda oportunidad. Cómo me gustaría estar ahí.

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