Aniversario en verde

La Sexta y sus 15 años, entre el 'tiki-taka', Ferreras y Pablo Iglesias

  • El actual segundo canal de Atresmedia cumple tres lustros de emisiones y pasó de ser el canal del entretenimiento y el deporte a ser una cadena de actualidad

'Al rojo vivo'

'Al rojo vivo'

La Sexta hace quince años no era “la de Ferreras”. Sí, Antonio García Ferreras formaba parte de su directiva pero el que había sido jefe de informativos de la Cadena SER veía la tele desde su despacho. Saltó al plató de manera tímida, en las noches de La Sexta 2, en enero de 2011, meses antes del 15M, acontecimiento que vendría a remover la sociedad y a los propios medios.

Al rojo vivo pasó  así de la invisibilidad nocturna (frente a El gato al agua) al mediodía y a noches especiales. De ahí, por méritos propios, a ser líder en las jornadas electorales tras dar juego a los nuevos políticos de la nueva política. Por entonces El Follonero salía también del late Buenafuente, venido a menos, y de los reportajes con humor de Salvados por la campaña evolucionó hacia entrevistas y análisis de fondo, Salvados, otros de los emblemas de La Sexta. El Follonero se convirtió en quien era, Jordi Évole.

La cadena verde del 6, de convicciones de izquierda que no le impiden dar cabida a lavalántulas, resacones o restaurantes de Chicote, nacía en emisión oficial hace 15 años, el 27 de marzo de 2006. La cadena del entretenimiento, el canal de las productoras, y con el respaldo del gobierno de Rodríguez Zapatero, que con medios simpatizantes, La Sexta (forjada por José Miguel Contreras, el de Las cosas claras, y Jaume Roures, de Mediapro) y Cuatro (de Prisa) ya tenía suficiente para dar margen de independencia a TVE. Una estrategia de Miguel Barroso, asesor de Comunicación del presidente.

La Sexta nació analógica cuando estaba en marcha la TDT, lo que generó lógicas críticas de la oposición. Nació con calzador, un medio del fin, y con empresas expertas en el oficio (Globomedia; El Terrat de Buenafuente; Bainet, de Arguiñano) que podían garantizar el interés de público. Quien respaldaba la financiación era la mexicana Televis. De presidente, un líder de las audiencias, Emilio Aragón. ¿Qué podía salir mal?

Pues bastantes cosas salieron mal. El deporte iba a ser el banderín de enganche para que el público se asomara a la cadena del humor (Miki Nadal se desdoblaba en concursos y espacios) y el Mundial de Alemania, compartido con Cuatro, atrajo al personal mientras Andrés Montes comentaba lo del “tiki-taka”. Y por el fútbol iban a arreciar los problemas, con la guerra por los derechos de la Liga entre Mediapro y Canal Satélite (Prisa). El fútbol en abierto costaba una barbaridad, más de 2 millones el encuentro, y La Sexta se desangró por ese flanco mientras reforzaba su influencia abriendo una redacción de informativos con protagonismo femenino y rectificaba la parrilla inicial.

Andrés Montes Andrés Montes

Andrés Montes / Atresmedia

De los programas debutantes sólo queda el monumento de El intermedio. La línea editorial era más eficaz si se aplicaba humor, sátira, a la política; y el espíritu de Sé lo que hicisteis (2006-2011) pervive en Zapeando. El programa de Patricia Conde y Ángel Martín era una revista para reírse de errores propios y extraños, pero acabó derivando en un ensañamiento sobre el estilo de Telecinco y se llevó por delante a Aquí hay tomate. En 2008 Mediaset logró por vía judicial que no se tomaran fragmentos de sus emisiones, medida que siguieron Cuatro y Antena 3. La Sexta ya estaba mal avenida con Telecinco pero cuando, vía Mediapro, se quedó con los derechos de la Fórmula 1 la guerra fría adquiría carácter de ebullición.

El equipo de 'Sé lo que hicisteis' en 2008 El equipo de 'Sé lo que hicisteis' en 2008

El equipo de 'Sé lo que hicisteis' en 2008 / Atresmedia

El presupuesto se desmandaba cada año con los derechos deportivos y la audiencia nunca llegó a dispararse. Con la crisis publicitaria encima (y TVE sin anuncios), La Sexta tenía sentido y presencia pero era muy deficitaria. La fusión Cuatro-Telecinco, la adquisición de Mediaset a Prisa, predestinaba a Antena 3. Pagó 200 millones por La Sexta, a distancia de los 500 millones para Cuatro. Así se firmó en diciembre de 2011 y se hizo efectiva el 1 de octubre de 2012, nacida la marca Atresmedia.

Le vino bien a La Sexta la fusión, la venta: le permitió sobrevivir, pegar el estirón mediático, garantizar los puestos de trabajo y los encargos y centrarse en una posición menor, un objetivo, en el fragmentado mando. Su vinculación palpitante con la actualidad, con programas en directo (se fueron sumando Más vale tarde, La Sexta Noche, El objetivo y el más reciente, el despertador Aruser@s) la han convertido en la cadena de referencia informativa, quitándole el lugar a La 1, como ha demostrado en todos estos meses de contratiempos y sobre todo confirmó con los conflictos en Cataluña de 2017.

No despegará en índices y le pasa factura haber contribuido al ascenso de Podemos. La nueva política, naranja y morada, se descompone con la rapidez con que subió, pero ese estilo dio días de gloria a esta quinceañera mediática que quiso ser canal deportivo, parrilla de humor y que ahora es la “cadena de Ferreras”. Con el sello Atresmedia.

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