TV-Comunicación

"Siempre estoy preguntándome sobre qué trata 'Mad Men"

  • Weiner desgrana las claves creativas de una serie diferente que ha marcado época, de su compromiso con el cambio cada año y sobre el icono mundial que es Don Draper

No se puede hablar de la actual edad de oro de la televisión sin citar a Matthew Weiner. El creador de Mad Men es uno de los referentes de la pequeña pantalla -sólo tiene nueve Emmys- y uno de los culpables de que mire cara a cara al cine en términos de calidad. El estreno de su quinta temporada fue un acontecimiento en EEUU hace un mes -en España Canal+ la emitirá a partir del 20 de mayo- y el próximo miércoles Sundance Channel repone la segunda. Desde Carolina del Norte, donde prepara su debut como director, Weiner atiende por teléfono a este periódico.

-¿Por qué es tan difícil etiquetar Mad Men? Cuesta mucho explicar de qué trata. ¿Es sobre Don Draper? ¿Es sobre el ascenso de las mujeres en el trabajo? ¿Sobre el cambio de los 50 a los 60?

-Estoy de acuerdo, es difícil de explicar. Aunque la serie se enmarca en una larga tradición de un tipo de drama en el que el héroe se encuentra entre dos mundos, su trabajo y su familia. Durante 25 años fue un tipo de historia muy popular en EEUU y luego desapareció. Yo no he inventado el género. Mad Men trata sobre los hombres y mujeres del negocio de la publicidad, sobre sus vidas personales y los conflictos que surgen entre tus expectativas en la vida y la realidad de la vida. Ése sería el enfoque filosófico de la serie. Siempre estoy preguntándome sobre qué trata Mad Men, y gracias al tipo de audiencia que tenemos podemos cambiar la serie todo el tiempo. Puedo cambiar el tono, el ambiente y en lo que nos centramos semana a semana. Y creo que una de las cosas que le gustan a la gente es que nunca es la misma serie. A veces hacemos comedia, a veces horror, otras veces suspense, drama, tragedia... Siempre intento contar la historia que quiero contar. Tengo unos actores y guionistas con mucho talento que pueden asumir esos cambios.

-¿Ha dicho que Don Draper es el héroe? ¿Así lo ve?

-Don Draper es un héroe, no hay ninguna duda al respecto. Hace muchas cosas heroicas y, sí, muchas antiheroicas. Pero creo que es un héroe, uno muy realista. Tiene el tipo de habilidades personales exageradas que necesita un héroe y en situaciones de crisis hace lo correcto, toma decisiones difíciles, aunque también tiene mucha cobardía dentro de él. Es alguien que está intentando ser una persona mejor y hacer lo correcto.

-¿Alguna vez pensó que crearía un personaje tan icónico mundialmente?

-¡No! (risas).

-Lo digo porque usted ya trabajó como guionista con otro personaje global, Tony Soprano.

-Supongo que Don Draper se ha convertido en un icono. Sobre el papel siempre pensé que era un personaje intrigante e interesante, pero cuando le añades a Jon Hamm... Creo que él lo hace icónico. Hay episodios en los que tiene solo 15 líneas, pero bastan para que domine todo paisaje. Es un actor muy poderoso, que aporta tridimensionalidad al personaje. Además de ser guapo y tan buen intérprete, luego está la apariencia externa imperturbable del personaje, como en los créditos de inicio. Por fuera le va fenomenal pero por dentro se está desplomando. Eso es algo con lo que la gente se identifica. Todo el mundo se está derrumbando por dentro.

-Cuando pienso en una canción para Mad Men, me viene siempre la de Sam Cooke A change is gonna come. En la serie siempre se percibe el cambio que viene, pero no acaba de llegar...

-Dímelo tú, ¿Eres consciente del cambio que está ocurriendo cuando estás en medio del mismo? Parte de lo que me interesa como escritor es ver cómo experimentamos la historia. Y si la repasas a veces ocurren cosas gigantescas y no las percibes en toda su dimensión. Cuando murió Franco en España , por ejemplo, o si piensas en lo ocurrido en Estados Unidos y el resto del mundo esta última década, no creo que nadie fuera consciente del cambio mientras pasaba. Cuando estás inmerso en los eventos, no los ves. Lo que intento mostrar es la experiencia del cambio. Sea lo que sea que creemos que en un libro de Historia parece un cambio, no es como lo vive una persona. En la serie sabes lo que va a ocurrir históricamente. Hemos pasado por el asesinato de Kennedy, la crisis de los misiles de Cuba, y hay un par de acontecimientos esta temporada. No es una lección de historia, pero lo que a mí me importa es cómo cambia la vida y lo poco que sentimos ese cambio. El cambio sólo lo siente uno al ver a sus hijos crecer.

-¿Tiene el final de la serie en la cabeza? ¿Cómo es su proceso creativo? ¿Trabaja con episodios, temporadas o con la trama entera?

-Tendrás que creer en mi palabra, porque no voy a escribirlo en un papel, meterlo en una caja fuerte y sacarlo al final (risas). Pero sí, tengo una forma en la que me gustaría que acabara, y si la gente quiere sentirse cómoda con el hecho de que la trama se dirige hacia algún sitio, lo hace. Pero si hablamos de cosas específicas, todavía no lo he clavado. Soy un gran creyente en el subconsciente y confío en él cuando trabajo. Mientras me preocupo, espero que mi subconsciente no lo haga y trabaje, por lo que el ejercicio de crear la serie se convierte algo menos racional e intelectual. Tengo imágenes y pensamientos, y honestamente, sentimientos sobre cómo es el final de la serie. Y hacia él me dirijo. En cuanto a la trama, trabajo temporada a temporada.

-Tras casi dos años fuera de pantalla, se ha hecho raro el regreso de Mad Men. Es una serie tan diferente que cuesta volver a acostumbrarse a su ritmo y estilo.

-Aprecio mucho que digas eso, para mí es un grandísimo cumplido. Estaba muy preocupado sobre el regreso y todos tuvimos que hacer un esfuerzo extra para asegurarnos de que la audiencia lo apreciaba. Quise ser un buen anfitrión.

-Ya, pero el regreso fue extraño. Es como si Mad Men no volviera hasta el tercer episodio.

-Todas las temporadas escucho eso. En serio, el público suele ser muy duro con el episodio dos. He hecho algo un poco peligroso para la audiencia pero muy satisfactorio para mí como escritor, y no sé trabajar de otra forma: Cambio la historia todos los años. Y de veras que me comprometo a contar algo nuevo. Hay muy pocas series en las que un personaje se divorciaría y mudaría a otro lugar, en las que alguien dejaría su empresa y montaría otra, en las que un personaje sería despedido y desaparecería del show. Yo me comprometo a esas cosas y a contar una nueva historia cada temporada. Y la audiencia a menudo queda decepcionada y confundida al principio porque quiere que todo siga como el año anterior. Pero ya he dado lo que podía dar de esa trama y sería repetitivo. Con suerte ocurrirá otra vez esta temporada. La gente estará contenta de que llegue el primer episodio y odiará el segundo, porque la nueva trama está comenzando, y se preguntará dónde está esto, dónde está lo otro o por qué no ve a tal personaje. Por mi experiencia y tras haber tenido la suerte de estar en Los Soprano, sé que no se debe escuchar a la audiencia y sus deseos, porque te mentirán. Te dirán que quieren más de X y si se lo das protestarán y dirán: "¿En serio? ¿Eso es todo? ¿Sólo X?"

-David Chase, el creador de Los Soprano, abogaba por que la ficción no siempre diera respuesta a todas las preguntas, como ocurre en la vida real. En dejar a la audiencia con interrogantes. Como aquel capítulo del mafioso ruso, al que buscan en un bosque y nunca encuentran.

-En teoría no creo que el entretenimiento deba seguir las mismas reglas que la vida, no quiero estar atrapado por ellas. Pero sin duda pienso que los asuntos sin resolver son muy buenos para la ficción. Mi trabajo es intentar sorprender siempre a la audiencia. No voy a hacer una voltereta hacia atrás para sorprender al público, pero siempre intento mantenerme por delante de sus expectativas, para que no se aburran, se entretengan y no sepan qué va a ocurrir a continuación. A veces el público lo encuentra frustrante, y hay quien se siente tonto por no saber lo que va a pasar, pero una gran mayoría de nuestra audiencia disfruta no sabiendo. Y cuando no sabes qué va a ocurrir no puedes prestar atención a todo lo que parece importante. ¿Tiene algún sentido lo que digo? (risas)

-En esta nueva temporada nos encontramos con un Don Draper diferente. Amable, simpático, fiel... ¿No es un riesgo tanto cambio?

-Se ha casado con una mujer de 25 años. Uno pensaría que puede mantenerla dentro de sus pantalones al menos seis meses, ¿no? (risas). Esta temporada estoy contando una historia sobre el éxito. La gente cree que en el éxito no hay conflicto, pero hay muchos, y eso es lo que ahora estás viendo.

-Veo a Draper feliz.

-Sí, parece feliz. Lo es mientras lo controle todo. Está intentado ser fiel, pero ¿por qué no lo sería? Se ha casado por segunda vez, podía haber seguido soltero pero necesitaba casarse. Ama a esta mujer. ¿No crees que al menos intentará ser fiel? Eso es lo que me gusta. Encuentro fascinante que la gente quiera tanto que Don Draper haga cosas malas. Y me gusta (risas). La gente quiere que haga cosas malas, se entretiene con ellas, pero luego se quejan de lo inmoral que es. ¡A ver si os decidís! (risas). En terminología española, diría que es un personaje un poco picaresco.

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