Almagro San Miguel, de 'La Moderna' a la película sobre ETA de Díaz Yanes

El actor Almagro San Miguel
El actor Almagro San Miguel
Francisco Andrés Gallardo
- Jefe de sección de Vitally

12 de octubre 2025 - 09:31

Almagro San Miguel (Sevilla, 1990) quería ser profesor de Educación Física y casi de forma imprevista se vio sobre las tablas. Es uno de los actores andaluces con más proyección. Intervino en Vis a vis, Estoy vivo o la serie de Atresmedia grabada entre Cádiz y Sevilla Honor, pero su mayor popularidad se debe a su papel como Íñigo Peñalver en la desaparecida serie diaria de La 1 La Moderna. También apareció en la onubense Operación Barrio Inglés que no tuvo fortuna. Su última trabajo estrenado es la película Un fantasma en la batalla, dirigida por Agustín Díaz Yanes, que tras pasar por los cines llega a Netflix este viernes 17 de octubre.

–Acaba de rodar Carta blanca.

–De Gerardo Herrero, con Víctor Clavijo y Salva Reina. Ambas películas me han interesado mucho porque hablan de nuestra historia. Un fantasma en la batalla habla de la lucha contra ETA en el final del franquismo y la transición. Carta blanca retrata la guerra en el Rif, el desastre de Annual, la fundación de la Legión. Esa carta blanca es la que se dio a los soldados para que se tomaran venganza. Para rodarla estuve una semana en Ceuta conviviendo con los legionarios, conocer las duras condiciones de su formación.

–Usted comienza en la interpretación en Sevilla.

–Mi madre me animó a seguir la vocación, a que me presentara en la Escuela de Arte Dramático en Sevilla. Entré con un 5,5 o así, ya ves. En Madrid me pude incorporar a la Compañía Nacional de Teatro Clásico y aparecí en la serie Amar es para siempre. Y después, un parón.

–Ese paréntesis que lleva a plantearse uno todo.

–Sí, fue un parón de un año y medio y entendí que había que aguantar. Después vinieron Hernán Cortés, Vis a vis, Grupo 2. En esta profesión hay que tener suerte pero sobre todo hay que buscarla. He tenido compañeros que han tenido que dejar la interpretación y a mí me han caído buenos regalos.

–¿Cómo surgió la oportunidad de La Moderna?

–Fue fruto de ese esfuerzo de conseguir papeles para seguir creciendo. Fueron dos temporadas y durante un año entero en mi vida no hubo otra cosa. Pero entre días sueltos pude estar en el rodaje de Un fantasma en la batalla, entre San Sebastián y Carmona, Yo avisaba en La Moderna con quince días de antelación. Me inflaron a secuencias y me alegro que me permitieran ir. Humberto Miró, productor de la serie, es sevillano y cuida a sus actores. Me entendía.

La Moderna acabó de forma un tanto precipitada.

–Yo ya no estaba en la serie y me dio mucha pena por los compañeros. Tengo otros amigos en La Promesa, en Sueños de libertad. Son en estos momentos grandes canteras.

–Pasar del ritmo de una serie diaria a una película tiene tener un gran contraste.

–Las series diarias te dan mucho oficio. Me sorprendía que para el cine pudiéramos rodar dos escenas por días mientras que para una serie se hacen en torno a doce. Tienes que hacer escenas como churros. Cuarenta minutos entre que las preparas, las ensayas y actúas.

Almagro San Miguel en la serie 'La Moderna' como Íñigo Peñalver
Almagro San Miguel en la serie 'La Moderna' como Íñigo Peñalver

–¿Cómo se puede grabar casi sin red?

–Aprendes trucos, el lenguaje de la cámara. Aprovechar recurso de mirar de reojo, silencios, miradas, que potencian el registro dramático. Tienes que tirar de experiencia.

–¿Notó la popularidad?

–Durante la serie me paraban las abuelas: “Íñigo, tenga usted cuidado con doña Carla”, ja, ja.

–Íñigo era del Norte.

Cuando voy a La Moderna tengo que castellanizar mi pronunciación. Lo pedía el personaje. Llega del Norte, vive cerca de la Puerta del Sol. También he trabajado el acento neutro. Nunca renunciaré a mi acento andaluz natural. El acento neutro es una herramienta más de trabajoa. Ya hay todo tipo de personajes andaluces, no solo jornaleros o criados.

–¿Le gusta hacer comedia?

–Hacen falta películas y series de comedia, reírnos. La comedia me da su respeto, tiene su tiempo, su técnica. Cuando he estado en el teatro y nadie se ríe con el gag previsto hay que hacer más esfuerzo. Es un género que funciona a las mil maravillas. La buena comedia es poder hacer una crítica a las cosas que están pasando. Me encanta.

–¿Cómo es su personaje en Un fantasma en la batalla?

–Es un proyecto que me gustó desde el primer momento. La historia sobre la lucha contra ETA es cruda. El trabajo de Susana Abaitua es de Goya. Estuve hablando con personas que vivieron los atentados. Soy la pareja de la infiltrada en ETA. Ella tiene que rechazar la vida familiar que tenía previsto, soy su pareja. Trabajamos para que se viera que estamos muy enamorados y es difícil decidir.

–¿Cómo es el director Agustín Díaz Yanes?

–Es un privilegio. Crea un ambiente muy tranquilo, se percibe su experiencia, te da dos o tres detalles. Sabe hablarte. Eso es sapiencia. Como Juan Antonio Bayona como productor.

–¿Qué recuerda de ETA?

–Era muy niño cuando los atentados en Sevilla pero recuerdo a mis padres hablando de lo que ocurría. Existía temor y mucha preocupación. Hay que hacer más historias sobre lo sucedido con el terrorismo.

–¿Qué sensación le deja la película?

–La sensación que tengo es que no me puedo creer que todo lo que cuenta estuviera ocurriendo en España.

–Un momento de su trabajo.

–En la serie Honor mi personaje era gaditano y rodamos en La Caleta. A los del equipo que eran de fuera les hice ver que no se imaginaban que el honor era trabajar ahí.

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