Toros

Andrés Romero y Lea Vicens salen a hombros en Atarfe

Gracias a la cubierta de su plaza, Atarfe comenzó ayer la temporada con un espectáculo de rejoneo en pleno invierno, que sirvió como despegue de la temporada en la provincia de Granada.

En un festejo marcado por un homenaje al rejoneador Antonio Ignacio Vargas, fallecido en febrero del año pasado y con las cámaras de Canal Sur como testigo, los maestros Ángel y Rafael Peralta entregaron recuerdos del acto a varios miembros de su familia al término del paseíllo. Función que resultó entretenida, con tres jóvenes promesas: el portugués Francisco Palha, el español Andrés Romero y la francesa Lea Vicens, quienes abrieron sus respectivas campañas en la temporada española. Los dos primeros han sido ganadores de certámenes de rejoneo en esta plaza que registró media entrada, con un público entregado y generoso.

Francisco Palha aportó dosis de la sobriedad tradicional de su escuela portuguesa. Con el distraído primer novillo, que resultó noble, realizó una faena a más, que cerró al violín y con cortas para ganar el primer trofeo de la tarde tras acertar en el primer envite en la suerte suprema.

Con el cuarto, Palha se despistó durante la faena, en la que su cabalgadura Ordóñez, propiedad de Ventura, fue enganchada en un par de ocasiones; afortunadamente sin consecuencias. Floja labor y pésimo epílogo con los aceros.

Andrés Romero, con un toreo alegre, muy en el aire de su maestro, el sevillano Diego Ventura, de quien utilizó varias cabalgaduras, se desenvolvió con soltura. Al segundo, un astado muy bueno, aunque flojísimo, lo recibió de manera extraordinaria y templada, ajustando la reunión en una baldosa. Acertado a la hora de clavar, empleó innumerables piruetas durante la lidia.

Romero dedicó su faena a Vargas, con mirada y ademán al cielo en su brindis. De salida, citando en toriles, toreó con el marsellés a modo de capote. Dos rejones de castigo para un toro que salió con pies y que dio buen juego. Dentro del registro lidiador, dos buenos envites en los que citó y acudió desde larga distancia para prender con acierto. Pese a un feo bajonazo como remate, fue premiado con dos orejas.

Vicens, alumna de Ángel Peralta -se ha criado taurinamente en el Rancho El Rocío-, demostró que ha ganado peso técnicamente en la última temporada. Con el tercero, un astado manejable que salió con cierto picante, realizó una faena variada en la que tras un rejón de muerte echó pie a tierra y, tras dos descabellos, paseó dos orejas.

Con el sexto, que fue perdiendo motor durante la lidia, Vicens dejó detalles de calidad, como en uno de los encuentros, en los que prendió un palo de poder a poder. Mal en la suerte al violín. Y peor con el rejón de muerte. Pese a los reiterados pinchazos, le concedieron el último trofeo del festejo.

Morante de la Puebla cortó dos orejas en la corrida nocturna celebrada en la plaza de toros de Querétaro (México). Más allá del doble trofeo, el sevillano iluminó la noche queretana. Le faltó mordiente a la corrida, incluso al toro del triunfo, pero la expresión del toreo de Morante caló en los tendidos de forma abrumadora. Tras una racha sin embestidas, en las últimas corridas, volvió a brillar el toreo de Morante. Padrino de la alternativa de Fausto, y junto a un creciente Adame, Morante protagonizó el festejo.

El sevillano se encontró con un ejemplar colaborador de Montecristo lidiado en cuarto lugar y firmó con él una labor bella, en la que expuso lo mejor de su tauromaquia en cuanto a estética y calidad de los muletazos. Toreó reunido y largo, natural. Aunque al toro le faltó transmisión, ésa la puso Morante en su quehacer hasta meter a toda la plaza en su faena. Con su primero no pudo redondear; sólo mostrar detalles.

Joselito Adame firmó una importante labor frente al tercero de la tarde, por la que paseó una oreja. Se quedó sin triunfo en su segundo por fallar con el acero y, tras una labor entregada, terminó dando la vuelta. En el mismo festejo, tomó la alternativa Santiago Fausto, que no pudo tocar pelo pero se mostró muy entregado durante toda su actuación e incluso llegó a regalar un sobrero. Sólo falló en la suerte suprema.

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