Toros

Ferrera y Pinar cortan una oreja cada uno en Pamplona

  • El sevillano Alfonso Oliva Soto, que completaba el cartel, fue silenciado en su lote · La corrida de Fuente Ymbro, desigualmente presentada, resultó noble en su conjunto

GANADERÍA: Corrida de Fuente Ymbro, desigualmente presentada y en conjunto con nobleza. TOREROS: Antonio Ferrera, silencio y oreja. Alfonso Oliva Soto, silencio en ambos. Rubén Pinar, silencio y oreja. Incidencias: Plaza de toros de Pamplona. Lleno.

Una buena y variada corrida de Fuente Ymbro levantó los Sanfermines en lo ganadero, después de dos primeros capítulos para olvidar protagonizados por Peñajara y Cebada Gago. Una corrida seria, con toros muy grandes y serios, que sin embargo desarrolló nobleza y clase en alguno de sus ejemplares, con la cima del cuarto, y movilidad enrazada en otros, con la cima de un sexto importante. Antonio Ferrera y Rubén Pinar cortaron cada uno una oreja.

Ferrera se encontró con un destacado toro cuarto de Ricardo Gallardo, por nobleza, duración y clase. Un animal muy grande (de casi 700 kilos) que sin embargo embistió con temple y ritmo en la muleta del extremeño. Destacaron muletazos templados y sentidos, que hicieron entrar por momentos a las peñas y a la sombra. Lo cazó con la espada Ferrera y cayó la oreja.

La otra oreja llegó con el sexto. Un toro enrazado y que la tomó por abajo colocando la cara con calidad y clase. La faena de Pinar tuvo dos partes, una primera más para el toro donde fue alargando la embestida y confiando al astado; otra segunda en la que toreó más para él y para el público, bajando la mano y exigiendo más al toro. La oreja que pudo haber caído en el primero de su lote y que se resistió con la espada, sí llegó en éste.

La mala espada de la terna había ensombrecido la primera parte de la corrida de Fuente Ymbro en Pamplona, que se dejó torear aun sin romper ningún toro, adoleciendo de falta de fuerza y pujanza.

El tercero desarrolló nobleza y Pinar lo ayudó desde un principio. Sin gran fortaleza, el toro acudió a la templada muleta de Rubén, que ni se apretó ni lo apretó para hacer que durase. La suavidad y la técnica del torero manchego fueron la tónica de una faena que ni explotó ni se vino abajo, manteniéndose en un tono medio. Con la espada, pinchó.

El primero de Fuente Ymbro fue sólo fachada. Muy serio y fuerte el toro de Gallardo. El animal no se definió en los primeros tercios y Ferrera arriesgó en tres espectaculares pares, salvando el físico de milagro en el primero de ellos. El toro se desrazó muy pronto, nada más empezar la faena y el extremeño lo intentó de uno en uno hasta que desistió y se fue a por la espada, que se le atragantó.

El segundo, más suelto de carnes aunque serio y astifino, blandeó en los primeros tercios. Oliva Soto comenzó la faena en los medios. El toro acusó la falta de fuerzas y también la falta de precisión y acierto del torero. Embarullada la faena, se fue diluyendo entre series. Con la espada, tampoco se decidió. Con el quinto, quiso de nuevo adaptarse a Pamplona el torero de Camas. Comenzó de rodillas en los medios la faena a un toro con movilidad aunque con aristas en su acometida. Oliva Soto, que acusó lo grande del compromiso, no las logró limar.

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