Toros

Homenaje a Rafael Torres y Manuel Muñoz en La Maestranza

  • La UNPBE celebra un emotivo acto en honor de los dos brillantes toreros sevillanos

El picador Manuel Muñoz, el moderador Álvaro Acevedo y el banderillero Rafael Torres, antes del coloquio.

El picador Manuel Muñoz, el moderador Álvaro Acevedo y el banderillero Rafael Torres, antes del coloquio. / José Ángel García

Continuando los pasos que la misma Unión Nacional de Picadores y Banderilleros Españoles (UNPBE) ha realizado en Madrid con algunos de los toreros retirados que han dado brillo a la Fiesta por sus actuaciones en el ruedo, la citada asociación ha homenajeado hoy en el Salón de Carteles de la Real Maestranza, con lleno, a los sevillanos Rafael Torres y Manuel Muñoz a quienes al término de un encuentro moderado por el periodista Álvaro Acevedo, les distinguió con sendas placas.

Durante un sabroso coloquio salpicado de anécdotas se echó un vistazo con cierta añoranza a aquellos tiempos del siglo pasado en los que la Fiesta latía con más fuerza y, por supuesto, con mayor número de festejos. Tanto el banderillero Rafael Torres como el picador Manuel Muñoz, quienes se jubilaron a los 55 años, la edad preceptiva como torero, coincidieron en que lo fundamental a la hora de ejercer sus profesiones era trabajar bien para sus matadores, con más miedo a la responsabilidad que al propio toro y que no entienden que exista el túnel –actuar sin cobrar o cobrar por debajo de lo estipulado–, algo que sucede lamentablemente en demasiadas ocasiones.

Rafael Torres, tras una etapa como novillero en la que deslumbró con sus maneras pepeluisistas y otra como matador de toros, fue un gran profesional durante dos décadas manejando el capote y banderillas a las órdenes de Manolo Vázquez, Paquirri, Curro Romero, Luis Francisco Esplá, Manzanares, Mendes, Chamaco, José Antonio Campuzano, Cepeda, Aparicio y Eduardo Dávila Miura, quien el día de su retirada –12 de octubre de 2002– lo añadió en su cuadrilla como cuarto banderillero para darle ocasión a Rafael de una despedida que recordó con emoción, dando las gracias a Eduardo –entre el público–.

Manuel Muñoz, curtido como caballista y forjado como picador en tentaderos en la ganadería de Murube –estaba Pepe Murube para testificarlo– habló de su trayectoria eventual con Cardeño, Macandro, Parada, Paula y Jose Fuentes hasta convertirse en fijo con Cepeda, Manili, Muñoz y Finito de Córdoba, con el que se retiró en la Feria de San Lucas de Jaén de 2010, en una tarde en la que Finito, que no esperaba la retirada del piquero, le brindó una faena en la que le agradeció los servicios prestados y le pidió que continuara con él al año siguiente. Pero Manuel no cambió de idea y señaló que el primer año lo pasó muy mal, pero se adaptó a la vida en el campo, con sus perros.

En el coloquio se trataron otros temas, como la labor del picador y del banderillero, sus relaciones con el matador o el respeto, que según Rafael Torres ha perdido entidad en los últimos años hasta el punto de que hoy en día algunos toreros llegan a darse un cachete en las nalgas –estallaron alguna carcajadas– en señal de ánimo, antes de hacer el paseíllo.

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