Sanfermines 2015

De Mora, trofeo al oficio en una mala corrida de Conde de la Maza

  • El sevillano Antonio Nazaré y el salmantino Juan del Álamo se marchan de vacío.

Cuando enfilamos el final de la Feria del Toro, la materia prima fue una corrida de la ganadería sevillana Conde de la Maza, que decepcionó en su regreso después de 34 años sin lidiar en Pamplona un encierro completo. Los toros de Cortijo de Arenales, astifinos, algunos gigantescos, salieron sueltos de salida -habitual en su encaste: Núñez- y no se entregaron ni en los primeros tercios ni en la muleta.

Eugenio de Mora, que se había ganado un puesto en estos Sanfermines por sus triunfos en Las Ventas, dejó una grata impresión. Sereno, con sitio, consiguió el único trofeo del festejo que estuvo marcado por una corrida cinqueña y grandona, que dejó mucho que desear en cuanto a su casta. Sus compañeros, Antonio Nazaré y Juan del Álamo se marcharon de vacío.

Eugenio de Mora ganó un trofeo por una faena estándar de Pamplona. Ya saben, esa en la que el torero parece pedir perdón de rodillas mientras muletea, entre tanto el mocerío grita, grita y grita... Así fue el trasteo, con comienzo y final toreando de hinojos. El astado, con volumen, pero bien entipado, manso -intentó saltar al callejón-, noblote, tenía el inconveniente de que le faltaba entrega y echaba la cara arriba. El diestro consiguió los mejores pasajes con la diestra en una labor voluntariosa y con oficio que remató de un buen y determinante espadazo.

El cuarto, un mozo de... ¡600 kilos! fue bueno para los carniceros porque lo que se dice para la lidia no dio opción alguna a un Eugenio de Mora que insistió una y otra vez para sacar muletazos en una labor meritoria y porfiona.

El sevillano Antonio Nazaré no tuvo opciones con el segundo toro, algo bastote, largo, noble, que acusó un excesivo castigo en varas y se paró en una labor de muleta sin brillo, quien lo despachó de media estocada.

El quinto, el de mayor peso de la corrida: ¡620 kilos!, alto, mirón, se coló varias veces por ambos pitones en la muleta. Nazaré, a base de mucha exposición, consiguió robar pases muy meritorios.

Juan del Álamo no llegó a encontrarse a gusto. El salmantino realizó en primer lugar un trasteo deslucido, con varios desarmes, con un toro burraco, montado, de arboladura tremenda, que por su falta de casta se paró y defendió y hasta se echó tras dos pinchazos.

Del Álamo consiguió cuajar los únicos lances con buen aire de la tarde. Fueron tres verónicas al que cerró plaza, que metió la cara de salida. El condeso, con... ¡605 kilos! acometió con movilidad, nobleza, aunque sin clase y el diestro, sin convicción, realizó una labor desigual, de escaso interés.

Festejo sin apenas historia, marcado por una mala corrida de Conde de la Maza, en la que Eugenio de Mora volvió a sumar otro triunfo en su temporada.

Ficha de la corrida

Octava corrida de la feria del toro de pamplona

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