El otoño lleva irremediablemente al torero a meterse en el campo mientras que el aficionado deambula entre la nostalgia de los flecos que llegan desde los ruedos americanos, imágenes enlatadas de faenas memorables y la tertulia compartida con amigos y aficionados cercanos. Es la paz forzada de la inactividad en los ruedos españoles, una vez apagado el eco ruidoso de las plazas.

En esa añoranza de los ruedos, el aficionado desemboca directamente en esos pequeños locales donde al calor de algún titular torero, rodeados de fotografías de toros y toreros que marcan la historia o las preferencias por las que un día se fundó esa peña, está el devenir del aficionado a los toros.

Marcado el rumbo entre lo que señalan las singulares charlas de protagonistas ganaderos y toreros, las entregas de trofeos que alargará en el tiempo lo que en los meses veraniegos fue la feria del pueblo, y poco más.

Las peñas taurinas fueron siempre un reducto donde hablar de toros, encontrarse, revivir faenas y sobre todo un punto de encuentro donde retomar toda esa actividad perdida de las tardes de temporada, al calor de premios charlas y conferencias y la oportunidad de acercar a esos semidioses vestidos de luces de la temporada hacia la terrenalidad de una cercanía humana donde recibir aprecio y cariño.

Huelva cuenta en su provincia con un numero aproximado de catorce entidades con estatutos oficialmente reconocidos siendo Valverde del Camino la que mayor numero acoge al tener en activo un total de tres, entre las que se encuentra la única de carácter totalmente femenino, El Abanico y donde Palco de Ganaderos ostenta la antigüedad como entidad señera y responsable del pregón taurino Valverdeño, amen de una interesante y cuidada revista taurina por su feria.

Mientras, en Huelva capital, de las que en principio fueron seis, se han mantenido dos plenamente activas de cara a su relación con el aficionado como son las de Tendido 12 y la veterana Tertulia Taurina Miguel Báez Litri, mantenida en el tiempo y el espacio de quien fuese en su día uno de los máximos símbolos onubenses de la torería. Del resto existente en la provincia como entidades taurinas de aficionados destaca por su solera y numero de socios la que lleva por nombre a Zalamea y que proporciona al aficionado la cuidada puesta en escenas de un pregón taurino con notables oradores y su habitual ciclo de charlas y entrega de trofeos.

De todas las existentes, seis de ellas ostentan en su nomenclatura nombres de matadores de toros. A la ya citada de Litri, le acompañan en la actualidad la de Fernando del Toro en Almonte, Manolo González en Aracena, Luis Vílchez en Zufre, Alejandro Talavante en Arroyomolinos de León y una de las más jóvenes de la provincia como es la de José Doblado en Palos de la Frontera.

En el horizonte se erigen como las mas novedosas la benjamina de todas ellas como es la de El Castoreño en San Juan del Puerto y la que si todo sigue sus cauces, habrá de ser la segunda peña taurina triguereña, esta vez dedicada a la figura de un novillero sin caballos como es David de Miranda. A ello debe añadírsele, más que nada por vocación taurina, la que mantiene agrupados a numerosos aficionados en Villalba del Alcor bajo la denominación de Peña toro de cuerda.

De la dedicación, del esfuerzo de todas ellas, de los muchos ratos de tiempo personal de sus responsables, del dispendio económico de bolsillo propio y del arduo trabajo de convencer a patrocinadores para que no se retiren como amigos, surge un trabajo apenas reconocido, el amargor de la soledad del cargo y un sin fin de desaires de personajillos que solo buscaron el sitio en la foto primera antes decir adiós cuando llegó la hora de trabajar.

Mas sobre todas esas circunstancias estará siempre el inmenso corazón de aficionado que hace engrasar cada otoño la maquinaria que permite seguir manteniendo viva la Fiesta entre los demás aficionados.