Toros

Tarde de menos a más con orejas para Padilla, El Cid y Luque

  • La primera corrida de toros de la Feria de la Magdalena arrancó aburrida y sin lucimiento pero cambió al rodar el tercero

Los diestros Juan José Padilla, Manuel Jesús "El Cid" y Daniel Luque cortaron en la tarde de ayer una oreja cada uno en el cuarto festejo de la Feria de la Magdalena de Castellón, un festejo que remontó en su segunda parte después de un inicio aburrido y sin lucimiento,

Juan José Padilla toreó de capote a su primero con gusto y variedad, y protagonizó un vibrante tercio de banderillas. Muleta en mano hubo buenas y templadas tandas de derechazos en el prólogo de faena frente a un animal noble pero que acabaría apagándose, por lo que su labor perdió intensidad.

En el cuarto de la suelta, el mejor toro de la tarde castellonense, se vio al verdadero "Ciclón de Jerez". Juan José Padilla mostró todo su repertorio: las largas cambiadas, las chicuelinas, un variado y eléctrico tercio de banderillas, y una vibrante faena de muleta.

Buen toreo en redondo del jerezano Padilla en los primeros compases de faena, llevando al toro largo y templado; y espectacular cierre de trasteo con circulares, martinetes de rodillas y otros desplantes que pusieron la plaza en pie. Tenía las dos orejas cortadas para el esportón , pero el uso descabello lo dejó todo en una.

"El Cid" se estrelló de bruces contra su primero, toro soso y sin raza, con el que apenas llegó a interesar a pesar del empeño que puso.

Con el quinto de la tarde, el otro toro bueno de la corrida, pudo desquitarse con una faena de alta nota sobre todo en el toreo al natural por donde surgieron los mejores muletazos de la tarde. Cortó el diestro saltereño una oreja.

El primero del lote de Daniel Luque, toro desfondado y sin fuerzas de salida, no le dejó a su lidiador otra opción que abreviar.

El sexto astado que cerraba plaza fue toro bronco, sin clase y con genio, con el que Daniel Luque hizo un notable esfuerzo para acabar robando al astado muletazos de notable mérito a base de firmeza y valor, algo que le valió para pasear un apéndice por el redondel de Castellón y empatar así con sus compañeros de cartel.

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