La novillada matinal que abrió la feria francesa de Céret terminó teñida de sangre. El novillero mexicano Sergio Flores resultó cogido durante la faena al tercer ejemplar, de pelo jabonero como toda la novillada encastada, en Veragua, de Javier Gallego. El animal le propinó una cornada en la región testicular, que le rasgó la bolsa, pero que penetró también hacia el vientre. Al novillero le condujeron entonces a la enfermería, pero se resistió, volvió y mató de una estocada. Le concedieron la oreja, que no pudo pasear, y entró en la enfermería. Con el primero, un animal que se defendió por la flojedad, Flores anduvo firme y pinchó antes de recetarle una estocada entera (silencio y oreja que no pudo pasear por ser herido).

Destacó el espectacular tercio de varas del segundo, que acudió cuatro veces al caballo. En la muleta, sin embargo el novillo se paró. Mario Alcalde trató de robárselos de uno en uno, insistiendo por el pitón izquierdo. El cuarto y último fue una alimaña, que le dio un fuerte golpe en la rodilla a Mario Alcalde por el que tuvo que pasar a la enfermería tras pasaportar al novillo. De los dos primeros tercios se hizo cargo de la lidia el sobresaliente y luego salió al ruedo el novillero madrileño en él último. La faena, pese a la voluntad del torero, tuvo que ser defensiva (saludos y oreja).

La corrida vespertina fue decepcionante. Con lleno, se lidiaron toros de Manuel Coimbra, muy bien presentados y con peligro en general. Rafaelillo, saludos y saludos con división. Sergio Aguilar, palmas y silencio. Morenito de Aranda, saludos y silencio.