Toros

Un paseíllo por las tablas donde el torero muere de mentirijillas

  • La Unión de Bibliófilos Taurinos publica "Los toros en el teatro", obra de Valentín Azcune

La anécdota se atribuye tanto a Mazzantini con Julián Romea, como a Frascuelo con Gayarre y hasta a Cúchares y Belmonte, pero vamos a la versión más antigua.

Juan Pastor "El Barbero" se lamentaba de que uno de sus más feroces detractores en la plaza era el actor Isidoro Máiquez. Hasta que un día, oyendo sus improperios, se fue a su barrera y dejando la espada por los gavilanes en la contera de las tablas de un golpe seco, le dijo al actor: "Oiga Máiquez, no vaya su merced a creer que aquí se muere de mentirijillas, como en el teatro".

Pero ha habido una relación mucho más estrecha, y fecunda, entre el toreo y el teatro, porque la lidia ha servido de inspiración también para el teatro, como para la pintura, la música, la fotografía o el cine.

Y de ello es muestra "Los toros en el teatro" excelente edición de la Unión de Bibliófilos Taurinos, salida de caja el día de San Miguel, obra de Valentín Azcune.

Una magna obra que compendia las apariciones de "Los Toros" en nuestro teatro, acogiendo tanto los títulos con tema taurino como aquellos que, sin serlo totalmente, se refieren a la fiesta.

Nada menos que 900 títulos estudia y cataloga minuciosamente Azcune, conspicuo aficionado venteño, que además reseña en su espléndido trabajo las escenas más destacadas de las que de toreo se trata en ellos, 900; y el autor advierte que no está agotado el tema.

Acompaña al libro, con número miureño de páginas (688) un notable grabado, alegórico al tema, del pintor Jerónimo Uribe Clarín.

Azcune, doctor en Filología, apasionado del ruedo y de la escena, es un historiador del teatro, especialista en el Siglo de Oro y en particular en Lope de Vega, que ha publicado numerosos estudios sobre nuestras comedias y catalogado un gran número de obras. En esta edición, además publica varias obras inéditas conservadas en manuscritos en la Biblioteca Nacional: "La regañona y la fiesta de toros" de Jerónimo de Cáncer; "los toros fingidos", un entremés de 1692; un sainete inédito de 1776 titulado "El valor y la destreza de Romero y Costillares", de Josef Ibáñez cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid; la tonadilla a tres "El novillo de la tarde de San Isidro" fechado en 1783; y el sainete de 1777 "Fiesta de toros por fuera" de Manuel López Fando. Interesantísimos apéndices que le dan aún más valor a la obra y que cumple uno de los iniciales fines de la Unión de Bibliófilos Taurinos: dar a conocer manuscritos inéditos, raros y curiosos.

Un trabajo verdaderamente monumental que confiesa el autor que le ha llevado no pocos años y grandes trabajos, de hecho se lo dedica a sí mismo, en la página de cortesía, "en recompensa por lo mucho que me ha hecho sufrir este libro, pues solo yo lo sé". Una hazaña trabajando como lobo solitario y por amor a la tauromaquia que encuentra el merecido acomodo en esta cuidada edición de la Unión de Bibliófilos Taurinos que preside Rafael Cabrera Bonet.

El trabajo se cimenta sólidamente en una bibliografía de obras teatrales de autenticidad comprobada, desde el Siglo XV hasta hoy, otro capítulo de obras teatrales apócrifas, de autenticidad dudosa o no comprobada, y un tercer capítulo bibliográfico de estudios críticos. Un trabajo colosal que se remata con los utilísimos índices de autores, músicos y títulos.

El autor advierte que el tema de los toros en el teatro empieza en el Siglo XVII, pero antes enumera las menciones al tema taurino de obras anteriores, partiendo de "La Celestina".

Nosotros nos permitimos barrer para casa y destacar la aportación de autores gaditanos que han incidido en lo taurino en sus creaciones escénicas, sin salir de este rincón personalidades como Rafael Alberti, Javier de Burgos, Víctor Caballero y Valero, Carlos Fernández Shaw, Manuel Lugar, Juan Ignacio González del castillo, Eduardo y José Jackson, Pedro Muñoz Seca, Pedro de Novo y Colson, José María Pemán, Serafín Pro, José Sanz Pérez, Francisco Sánchez del Arco, José Sánchez Albarrán y muchos otros porque en este rincón el toreo, como seña de nuestra identidad, también ha pisado las tablas.

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