Toros

El sevillano Corpas sale a hombros en Ajalvir junto a Octavio Chacón

  • El torero de Castilblanco de los Arroyos, que corta tres orejas, y el gaditano dos, dejan una buena impresión · Rafael de Julia, con el peor lote, es silenciado

GANADERÍA: Toros de Antonio López Gibaja, gordos, pero pobres de cara, algunos como primero y tercero excesivamente astigordos, mansotes y de juego desigual. Los mejores, segundo y tercero. Primero y cuarto conformaron el lote más deslucido. TOREROS: Rafael de Julia, silencio tras aviso y silencio. Francisco Javier Corpas, oreja y dos orejas. Octavio Chacón, gran ovación tras aviso y dos orejas. Incidencias: Plaza de toros de Ajalvir. Segunda corrida de la Feria de San Blas. Menos de media entrada en tarde de nuebes, claros y mucho frío.

Los diestros Francisco Javier Corpas, que cortó tres orejas, y Octavio Chacón, que paseó dos, salieron a hombros del segundo festejo de la feria taurina de San Blas celebrado ayer en la localidad madrileña de Ajalvir.

Rafael de Julia pasó desapercibido en el que abrió plaza, limitándose a un ligero trasteo por la cara dadas las dificultades del toro, que se fue suelto en dos encuentros con el caballo, que esperó en banderillas y que desarrolló en la muleta, quedándose corto y acostándose por los dos pitones. También se eternizó con la espada, ayudado por un fallo del puntillero, dando tiempo a que sonara un aviso.

Con el manso cuarto, de bruscas y descompuestas embestidas, De Julia anduvo igual de descentrado.

La sorpresa de la tarde, en el buen sentido, fue Francisco Javier Corpas. Torero de buen corte, que demostró en los lances de recibo a su primero y en las series fundamentales con la muleta.

Muy bonitos pases, de exquisito trazo y despaciosidad en tres tandas al natural y una más a derechas. Y entre medias los remates de trinchera y los pases de pecho. Faena conjuntada, de valor y técnica, que dejó poso. Cortó la primera oreja del festejo.

No fue tan rotunda la faena al quinto, con un toro menos claro que el anterior, sin embargo, le dieron en éste dos generosas orejas.

Octavio Chacón estropeó con el descabello una primera labor más que estimable. Bien con el capote en los lances de apertura y posterior quite por delantales. Con la muleta toreó en corto, muy asentado y llevando al toro hasta muy atrás.

En el último tramo hubo proyecto de parón y vistosas manoletinas. Pero no pasó del todo al entrar a matar, quedando prendido y derribado. Una paliza en la que perdió facultades para atacar con el descabello, donde cambió el trofeo por un aviso.

No obstante, se llevó Chacón las dos orejas del sexto por una faena menos rotunda en la que contó sobremanera el final a base fundamentalmente de adornos.

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