Toros

El toreo de siempre centra la segunda tertulia de las jornadas taurinas

  • El escritor Francisco Brines afirma que la tauromaquia es un arte, a medida que se hace se desvanece y solo queda el recuerdo. El cineasta Díaz Yanez señala que los aficionados reclaman toreros con personalidad

La segunda sesión de la Jornadas de Tauromaquia de Algeciras tuvo como tema central el toreo de siempre y sus influencias en la tauromaquia de hoy en día. El periodista Jesús Vigorra fue el encargado de moderar un coloquio en el que participó el escritor Francisco Brines; el director de cine, Agustín Díaz Yanes; el matador de toros, Emilio Oliva, que sustituía a Pepe Luis Vázquez y el catedrático algecireño Alberto Pérez de Vargas. Vigorra lanzó varias preguntas para introducir el tema, cuestiones como si existe el toreo de siempre, quién lo ha visto o que se siente al sentirlo. Una serie de preguntas difíciles de contestar y a la que los conferenciantes se acercaron en sus intervenciones.

El académico de la Real Academia de la Lengua, Francisco Brines, tuvo una intervención magistral al hablar de los tres ingredientes fundamentales del toreo de siempre: el valor, el conocimiento y el arte. "Los toreros artistas son los que más valor tienen, porque no sólo tienen que vencer a un animal irracional que acomete a la muleta, sino que tienen que vencer al miedo, algo que no ocurre en los toreros lidiadores que sobresalen por su técnica y conocimiento. El torero artista aparece y desaparece creando un escepticismo al aficionado", aseguró.

El matador de toros Emilio Oliva afirmó sentirse emocionado al estar en una ciudad tan entrañable para su familia, sobre todo para su padre, quien sufrió una grave cornada de la que estuvo a punto de morir de no ser por la intervención del cirujano Fernando Ramos Argüelles. Oliva matizó que el toreo está marcado por varias épocas y que ha evolucionado conforme lo ha hecho el toro bravo. "Antes el toreo era diferente y el toro también. Mi época fue un momento importante para la Fiesta, similar al que se vive ahora, aunque hoy en día los públicos han cambiado la manera de ver las corridas de toros", añadió el diestro de Chiclana.

Por su parte, el director de cine, Agustín Díaz Yanes, ironizó con que "en realidad siempre quise ser torero" y debería haber perseverado, pues "es algo más serio que el cine". Esta reflexión sirvió para que enlazara con el tema del coloquio y señaló que la Fiesta es más perfecta que antes. "Siempre habrá las discusiones sobre el toreo de siempre y el de ahora, que si Belmonte, que si Joselito. El toreo ha cambiado en cuanto al estilo y al toro. Ahora sale un animal más grande y menos peligroso que antes y por ello el aficionado no encuentra esa emoción que existía antes con un toro más complicado y con más defectos. Al igual que los toreros, donde el aficionado demanda en la actualidad más personalidad", indicó el cineasta.

El turno de intervenciones lo cerró Pérez de Vargas con una ponencia en la que señaló que la Fiesta es una donación de nuestra tierra andaluza al universo de sociedades que forman España. "El toreo es un instinto de arte, una obra de sonidos, olores, colores y de plasticidad donde un hombre defiende su vida delante de un animal", afirmó el catedrático. Quién parafraseó al ganadero Victorino Martín al señalar que "los taurinos tienen que darle a la Fiesta el vigor perdido". No le falta razón al de Galapagar.

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