Juan ortega. novillero

"El toreo es como una pirámide y mi sitio está en la cúspide"

  • Enrique Ponce y José María Manzanares doctorarán al sevillano el 27 de septiembre en la Feria de Pozoblanco, con toros de Zalduendo

Juan Ortega (Sevilla, 1990) cumplirá uno de sus sueños, la alternativa, el próximo 27 de septiembre en Pozoblanco, de manos de Ponce y con Manzanares de padrino, ante reses de Zalduendo. Estudiante de Ingeniería -le restan dos asignaturas para terminar la carrera- afirma con orgullo que aprendió la esencia del toreo de su padre, ingeniero de Montes de la Diputación de Sevilla. En su trayectoria ha contado con el apoyo y apoderamiento del ganadero Román Sorando y actualmente de Juan Rodríguez -desde sus comienzos- y Juan Ruiz Palomares, el descubridor y apoderado de Ponce, quien será su padrino.

-Juan, una alternativa de lujo.

-Es un sueño cumplido. Ponce, por su sabiduría, es como un mito para quien quiere ser torero. Es torero de toreros y una enciclopedia. Y Manzanares es un maestro por su clase y estética. Con la ganadería Zalduendo, me estreno.

-¿Nervios especiales?

-La verdad es que se te pone algo en el estómago. Por un lado, está la satisfacción de la recompensa de la alternativa y por otro siento miedo. Miedo en cuanto a la preocupación de que quiero que todo salga bien.

-¿Se encuentra preparado?

-Sí. Tenía claro de que este año tomaba la alternativa. Tengo una historia curiosa. Juan Rodríguez, que me ha acompañado desde que comencé y es como mi padre, me llevó a Pozoblanco cuando yo era becerrista y toreaba Ponce. Ahora Ponce será mi padrino y en Pozoblanco ¡Es como si se cerrara un círculo!

-¿Crece la responsabilidad al rivalizar con Ponce y Manzanares?

-Todas las tardes me exijo al máximo. Alternar el día de mi alternativa con Ponce y Manzanares, que son dos de mis toreros, es una motivación añadida. Tienen mucha ventaja sobre mí, pero yo aportaré mis maneras. Siempre pienso en positivo, sueño con la plaza llena, que cuajo el toro y la gente se emociona.

-¿Cómo se está desarrollando su temporada 2014?

-Llevo cuatro novilladas. El sábado próximo toreo la quinta en Trillo. En Madrid cuajé un novillo y sentí esos oles serios y profundos de Las Ventas y perdí trofeo por pinchar. En Sevilla hubo pocas opciones con una novillada muy parada de Cayetano Muñoz. En Navas de San Juan tuve un percance y me clavé la ayuda en la mano izquierda. Y en Checa, hace unos días, con una novillada muy buena de Sorando, me encontré muy a gusto e hice cosas nuevas, como torear sentado en una silla.

-¿Cómo ve el escalafón que engrosará en breve?

-Difícil. No es lo mismo competir con novilleros que con figuras. Ahí radica la dificultad, en la competencia con ellos. Comienza lo duro. Yo entiendo que el toreo es como una pirámide. En la base caben muchos. En la cima, muy pocos.

-¿Y cuando mira hacia arriba, a que altura de la pirámide aspira llegar?

-Sin duda, mi sitio está en la cúspide. Si no pensara así, no avanzaría. Eso sí, todo dependerá de mí y de lo que yo haga.

-La rivalidad en el escalafón de novilleros está siendo tremenda este año...

-Sí. En este sentido es una de las grandes temporadas. Hay muchos toreros con condiciones y ambición.

-¿Qué evolución sustancial encuentra en su toreo, desde sus comienzos a hoy?

-Consigo cosas que antes no me salían. Aunque no he querido cambiar en la esencia de mi toreo. Aquellas faenas de cuando uno comienza, en las que falta técnica, tenían frescura. Pero los toreros no debemos estancarnos. Con el rodaje se adquiere conocimientos, que te permiten ofrecer cosas nuevas.

-¿Qué rasgos son los que determinan esa esencia de su toreo?

-Mi aspiración es torear lo más despacio posible, que es lo que más emociona.

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