Unicaja

Aíto y el Unicaja sellan la paz

  • "Tenía una espinita, pero paso página y me libero", dice el técnico madrileño en la charla por los 40 años del club en la Copa del Rey de Vitoria.

Aíto García Reneses

Aíto García Reneses / B. V.

El Palacio de Congresos de Vitoria, escenario de la Fan Zone de la Copa del Rey, acogió la interesante charla sobre los 40 años de historia del Unicaja, con José María Martín Urbano, Sergio Scariolo y Aíto García Reneses, tres entrenadores capitales en la historia del club. Se esperaba con cierto morbo el encuentro con Aíto. La salida del club no fue buena y quedaban rescoldos de aquella época. El técnico madrileño confesó que "tenía una espinita clavada con el Unicaja. La asistencia del presidente a mi acto de mi homenaje por los 50 años en activo y la invitación a este acto, para mí, me invita a pasar página y me libera de todo".

El presidente de la ACB, Francisco Roca, presidió el acto. Definió al Unicaja como "un estandarte del baloncesto español, con un ejemplar cuidado de la cantera". Martín Urbano hizo un apasionante relato, trufado de anécdotas, de lo fue la génesis del baloncesto en Málaga y de la involucración de la Caja de Ronda en 1977. Señaló las figuras de Alfonso Queipo de Llano y Paco Moreno como esenciales en lo que hoy es el baloncesto en Málaga.

Sergio Scariolo relató los años dorados, cómo canalizó la herencia de Boza Maljkovic. "La presencia de Boza fue decisiva, dio un salto de calidad, a nivel de profesionalización y autoexigencia. Cuando empecé a trabajar en el club, me daba cuenta de que había potencial, pero que casi no lo creíamos", dijo el actual seleccionador español. Señaló la trascendencia de ese quinto partido de la temporada 2003/04 ante el Valencia para conservar el puesto de la Euroliga y desembocar en los años siguientes de títulos. Tanto Scariolo como Aíto destacaron la importancia de tener a jugadores malagueños como Cabezas, Berni y Germán para la identidad del proyecto. Las tretas tácticas del de Brescia tuvieron un aparte.

Y Aíto, que se refirió a cómo se vio desde el otro lado la final del año 95, lamentó que no se valorara que en su primer año, tras la exigencia y los años ganadores de Scariolo, se jugó una final de Copa y se estuvo a una canasta de la final de la ACB. "Acabé el año muy contento tras haber terminado tercero y, al año siguiente, quintos, pero me desconcertaba la insatisfacción general. "Pesaba haber ganado la Liga con Sergio, a la gente no le parecía sufciente. Había desánimo general dentro del club. Si hubiésemos ganado la Copa o la Liga hubiera sido magnífico, pero no si hubiera cambiado algo".

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