El público que va cada día al Carpena se identifica con Alberto Díaz. Ve sobre el parqué al chaval que va cada día al Palacio, que nació pocos meses antes del subcampeonato del 95 y que es un símbolo impagable para el Unicaja. Por eso celebró su vuelta tras la lesión en un partido en casa, ante el Asecco Gdynia, le aplaudió tras fallar seis triples y le aplaudió sin parar cuando metió el séptimo, acompañado de un adicional. Alberto devuelve la sonrisa.

"Le tengo mucha cariño al público, cada mensaje de ánimo te hace ir a casa muy feliz", confesaba el base malagueño tras el partido, en los vestuarios del Carpena. Y le aplaudía también Luis Casimiro, el hombre que le hizo debutar en la ACB, en un momento delicado, con 18 años recién cumplidos. "Tomó perfectos buenos tiros, como siempre suele hacer, y tuvo buenas decisiones. Normalmente, sus tiros acabaron produciendo rebotes porque fueron tiros muy buenos. Hay que aplaudirle, las decisiones fueron correctísimas. A nivel de defensa, jugó un gran partido, con ritmo, sabiendo pensar en los compañeros y poner la bola donde tocaba", decía el entrenador.

Alberto, que coloca el listón defensivo a unos niveles altos y celebra una recuperación cuando se gana por 20 punto, contagia. Y también su discurso es la prudencia personificada tras pasar al Top 16. "Es un importante paso, fue una victoria buena y buen resultado, nos da optimismo y más ganas. Habían ganado las tres victorias fuera de casa y el equipo no se relajó, no bajamos los brazos", decía Alberto sobre el pase al Top 16.