Tres de los cuatro fichajes que preveía Unicaja son ya una realidad. Y dos de ellos, Kyle Wiltjer y Brian Roberts, son de procedencia común. Olympiacos no vive un verano sencillo: el proyecto de Giannis Sfairopoulos ha llegado a su fin después de cuatro temporadas en las que el conjunto griego conquistó dos Ligas y alcanzó dos finales de la Euroliga, pero este último curso ha sido de agotamiento. Perdió la final de su campeonato ante el Panathinaikos de Xavi Pascual y se vio sobrepasado por el Zalgiris en el play off continental. Ahora ocupa David Blatt el banquillo, es tiempo de cambios. Y así ha podido pescar el club en un mercado europeo complicado a estar alturas, pero que deja al alcance cajista dos jugadores apetecibles, amigos y apuestas importantes. Los dos extracomunitarios, además.
No es una tarea sencilla para la dirección deportiva suplir bajas como las de Nemanja Nedovic y Jeff Brooks. Para ser honestos, la plaza del serbio se ha amortizado con jugadores de otro perfil para apuntar alto en el base, donde entra Roberts en acción. Tras la decepción de McCallum -ahora en el Darussafaka- se ha cambiado de sentido para apostar por un jugador contrastado en Europa más allá de su trasfondo NBA, donde sumó más de 300 partidos. Con mayúsculas diferencias, se parece más al intento fallido por Marcelinho Huertas hace un año. Peina 32 años, 33 cumplirá en diciembre, y Olympiacos suponía este pasado curso su regreso al viejo continente tras cinco años compitiendo a buen nivel en Estados Unidos con New Orleans Pelicans, Portland Trail Blazers y Charlotte Hornets. Antes le avalaron sus tres años en el Brose, con el que jugó la Eurocup que ahora volverá a disputar en Málaga.
A orillas del Egeo ha sido el base titular entre las dolencias de Spanoulis. Promedió entre la A1 y la Euroliga 8.6 puntos, 2 rebotes y 1.9 asistencias, números no precisamente grandilocuentes en un curso complicado, aunque es en definitiva un jugador completo. Los informes lo definen como buen organizador, de buena mano y un sólido defensor. Es prácticamente otro combo, porque jugará minutos de escolta en ese gusto de Casimiro por juntar dos creadores.
La apuesta por Roberts es distinta a la hecha por Wiltjer. Del estadounidense se espera explotar su madurez y serenidad, del canadiense se busca su explosión definitiva en Europa. A sus 25 años ha dejado retazos de lo que puede ser tras un camino por lugares de prestigio. Compartió horas de entrenamiento y estudio con jugadores como Anthony Davis, Michael Kidd-Gilchrist o Nerlens Noel en Kentucky -los dos primeros, compañeros de Roberts en Pelicans y Charlotte respectivamente-, labró una buena amistad como competidor de Domas Sabonis en Gonzaga e intentó meter la cabeza en la NBA de la mano de Houston. Allí jugó 14 partidos y la D-League se le quedó pequeña con medias de 20.5 puntos y 6.4 rebotes.
Olympiacos ha sido su válvula de escape. Llegó con el cartel que merecía por expectativas, aunque con Sfairopoulos se ha quedado en 12 minutos de media donde ha dejado ver cosas. 5.8 puntos, 2.1 rebotes con un 42% en triples. Brooks dejó el listón alto, también en un perfil distinto. No tiene ese físico Wiltjer pese a sus 2.08, pero tiene condiciones para dar el paso.
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