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Casimiro retoma el libro

  • "Es un reto apasionante, vengo con muchísima ilusión y motivación", expresó el técnico manchego en su presentación

Luis Casimiro, en su presentación en el Martín Carpena.

Luis Casimiro, en su presentación en el Martín Carpena. / javier albiñana

El prólogo de Luis Casimiro en el Unicaja empezó a escribirse seis años atrás, en 2012. Resultó prometedor y ese buen sabor quedó todo este tiempo en el paladar, pero es ahora cuando le llega el turno de escribir el libro. Una historia inconclusa, una elipsis de seis temporadas y las llaves del Unicaja otra vez en sus manos. Transmitió ilusión el entrenador manchego en su presentación como entrenador. Dos temporadas, "un tiempo que da bastante estabilidad", para construir. "Venir a Unicaja no es bajar nada. Estamos hablando de uno de los mejores proyectos del baloncesto español en la historia. Es un paso adelante, dirigir desde el principio, sentando las bases de mi filosofía", relató.

Casimiro parafraseó a Fray Luis de León, manchego como él, con el "Decíamos ayer..." que empleó el poeta al volver a su cátedra en Salamanca tras cinco años preso por traducir libros prohibidos. "Venir al Unicaja es un reto apasionante. Vengo con muchísima ilusión y quiero trabajar con la mayor motivación posible para llegar al máximo. Ser ambiciosos en el día a día, ganar partidos, trasladar mi gran ilusión por volver al Unicaja", prosiguió Casimiro, que explicó que la Euroliga que jugará el año que viene el Gran Canaria ya la había jugado con anterioridad en Manresa: "Me gusta marcarme pautas inmediatas. Los objetivos pasan por el máximo desde la ambición, desde el trabajo diario y la coherencia. El máximo porque no podemos ponernos límites. Conforme hagamos nuestro trabajo así de lejos llegaremos. Mensaje ambicioso o conservador no vale. En mi trayectoria he ganado Liga o Supercopa con TDK o Gran Canaria o jugado finales europeas con Pamesa sin tener presupuesto para ello. A ver dónde nos coloca el baloncesto".

Respetó Casimiro el trabajo de Plaza. "Cinco años habla bien del trabajo del entrenador y del club", recalcó: "Si estoy cinco temporadas será un síntoma ideal. Me interesa y estaré implicado en el hoy, en el presente, vivir de realidad. Para mí el presente es muy apasionante". Sobre su estilo de juego, que en Gran Canaria ha sido de muchos puntos, Casimiro dijo que "no podemos hacer un canto a la alegría sin ver qué jugadores tenemos. Pero yo creo que lo primero es intentar exprimirles su rendimiento al 100%. A la hora de plantear el juego, que sus virtudes la explotemos y tapemos carencias. Que nos den el máximo. Si nos da que podemos tener una buena defensa, un buen rebote, jugar con ritmo... Es un baloncesto que impera, qué haces por cada posesión más que si anotas más o menos puntos. Me gusta tener dinamismo y cierta alegría pero dentro de unos límites".

Quienes trabajaron con él aún recuerdan cómo cogió por la pechera a Fitch o Rowland en su anterior etapa en un entrenamiento. Un electroshock que necesitaba entonces el Unicaja. Ahora necesita ilusionar. Tras una buena etapa a las órdenes de Joan Plaza, donde el club malagueño ocupó con asiduidad su lugar natural en el presente siglo, el club necesita miras altas y ambición para no caer en la molicie. El discurso de Casimiro gustó. Transmitió hambre e ilusión. Faltará ver cómo se desarrolla el proyecto. Una historia interrumpida se recupera. La suerte de Casimiro será la del Unicaja.

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